“AQUÍ HAY UN NUEVO trabajo, dedícale preferencia”, le dijeron a un joven empleado de una imprenta en Madrid, España. Y el joven, amante de las letras, de la imprenta, de la literatura comenzó a trabajar.
Pedro Castro Iriarte comenzó a preparar los tipos con los cuales imprimiría la Biblia, allá por el ano 1860, cuando no existían los grandes adelantos que la imprenta tiene en nuestros días, Una a una fue colocando las letras en su orden.
Las palabras y frases que iba componiendo tenían una fuerza extraña, tenían algo inmaterial y cautivante, algo que capturaba sus pensamientos y conmovía su corazón. ASÍ, letra por letra, palabra por palabra, frase por frase, el joven conoció a Jesucristo como su Salvador personal,
La Biblia tiene poder para transformar a las personas. Es el único libro en el mundo que ha sido inspirado por Dios mismo. Por lo tanto, es diferente a cualquier otro libro, el Señor Jesucristo manifestó: “Escudriñad las Escritura’!, porque tí vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas dan testimonio de mi” (Juan 5:39).
Pedro Casiro Iriarie llegó a ser un hombre de letras, un poeta muy estimado en España. Escribió cuentos para niños que tienen la belleza y la calidad de los amores clásicos, y tradujo al español muchas canciones cristianas que todavía se cantan en las iglesias.
Hay poder fecundo en la palabra impresa, y cuando esa palabra impresa es la bendita Palabra de Dios. hay un poder más grande aún. Una sola frase de la Biblia puede regenerar al más grande criminal y cambiar la vida más triste y derrotada.
Es un gran privilegio leer la Biblia y escuchar el mensaje del Evangelio, porque creyendo en Cristo es como hallamos la verdad, la única verdad que nos hace verdaderamente libres.
Fuente: Alientodiario.com
“AQUÍ HAY UN NUEVO trabajo, dedícale preferencia”, le dijeron a un joven empleado de una imprenta en Madrid, España. Y el joven, amante de las letras, de la imprenta, de la literatura comenzó a trabajar.
Pedro Castro Iriarte comenzó a preparar los tipos con los cuales imprimiría la Biblia, allá por el ano 1860, cuando no existían los grandes adelantos que la imprenta tiene en nuestros días, Una a una fue colocando las letras en su orden.
Las palabras y frases que iba componiendo tenían una fuerza extraña, tenían algo inmaterial y cautivante, algo que capturaba sus pensamientos y conmovía su corazón. ASÍ, letra por letra, palabra por palabra, frase por frase, el joven conoció a Jesucristo como su Salvador personal,
La Biblia tiene poder para transformar a las personas. Es el único libro en el mundo que ha sido inspirado por Dios mismo.