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Dar gracias…pero ¿en todo?

martes, noviembre 15th, 2016

La autora es psicóloga, y trata el tema de la gratitud con originalidad y buen fundamento bíblico. La gratitud es un componente esencial de la alabanza.

“Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. 1a. Tesalonicenses 5:18

“Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre…” Efesios 5:20

Pudiera resultar “rebuscado” escribir un artículo sobre un mandato de Dios expresado en una sola frase tan simple: “dad gracias en todo”. ¿Acaso no está suficientemente claro?, ¿no es una orden?, ¿es que nos atrevemos a cuestionar lo que Dios nos pide?

Estas preguntas tropiezan con una evidencia palpable a cada momento: Cuánto nos cuesta dar gracias…y en todo! Claro que la evidencia resulta tal si nos atrevemos a ser honestos con nosotros mismos y con Dios.

NO ES DAR GRACIAS…

Frecuentemente en la vida cristiana adoptamos actitudes “pseudo espirituales”, engañándonos a nosotros mismos. Algunas de ellas tienen que ver con el tema que nos ocupa. Es posible que salga fácilmente de nuestros labios la frase: “gracias a Dios”, pero muchas veces es nada más que eso: una frase, producto del acostumbramiento, de un legalismo religioso o de otras actitudes íntimas que nos resulta difícil admitir. ¿Nos asomamos a nuestro interior?

No deberíamos confundir el verdadero espíritu de agradecimiento a Dios con:
– Optimismo: tendencia a ver las cosas en sus aspectos más favorables o benéficos.
– Irrealismo: no poder ver las cosas en su dimensión real, perdiendo objetividad.
– Conformismo: refugio para no comprometernos con cambios y no plantearnos metas más altas y ambiciosas para nuestras vidas.
– Indiferencia: todo da lo mismo, no hay fuerza ni color en las experiencias.
– Formalismo: hacer las cosas “porque se debe” (no se corresponde con el deseo íntimo).
– “Super-espiritualidad”: negar nuestras necesidades humanas normales, alegando espiritualidad.

Estas y otras actitudes similares no son verdaderamente “dar gracias”; demuestran ser ineficaces y frustrantes, impidiendo un crecimiento auténtico en la vida espiritual.

S ES DAR GRACIAS…

…poder manifestar gratitud a Dios como expresión genuina de reconocimiento por lo que Él es, no solamente en las circunstancias “buenas” o “felices” que nos ocurren, sino en aquellas que desearíamos evitar o cambiar: en todo y por todo. Es una expresión absoluta, no hay excepciones de tiempo, de intensidad, ni de calidad de experiencias. Muy fácil decirlo, escribirlo, leerlo. Pero…¿cómo se hace?

1. Reconociendo quién es Dios y quién soy yo

Es frecuente escuchar la frase: “ya lo sé, pero no lo siento”. ¿Es que Dios no contempla nuestros sentimientos? ¿Nos fuerza a hacer algo que no sentimos? El Creador nos ha conformado no solamente con sentimientos, sino con la capacidad de elaborar pensamientos y de actuar por voluntad. Este trío de capacidades deben ordenarse y complementarse a fin de expresarse de una manera sana. Cuando “sentimos” algo contrario a lo que Dios nos pide, sería útil revisar las ideas, los pensamientos, que sustentan tales emociones. Si tenemos conceptos erróneos sobre quién es Dios, quiénes somos nosotros y cómo es la relación que Él quiere establecer con nosotros, será muy difícil tener sentimientos adecuados al respecto.

Es posible que salga fácilmente de nuestros labios la frase: “gracias a Dios”, pero muchas veces es nada más que eso: una frase

Es interesante analizar, por ejemplo en el Antiguo Testamento, pasajes que nos presentan hermosas oraciones de alabanza y agradecimiento a Dios (1 Reyes 7:51; 8:22-30; 8:54-58; Salmo 77:1-15; Éxodo 15:1-21; Habacuc 3).

Los fundamentos de una acción de gracias profunda y sincera se encuentran en el conocimiento (intelectual y vivencial) de la misma persona de Dios: quién es Él, cuáles son sus atributos, de qué manera se ha relacionado con los hombres en general y con sus hijos en particular a través de los tiempos.

Juega un papel muy importante en esas oraciones mencionadas, el “hacer memoria”, recordar los hechos que revelan la acción de Dios como muestra de su fidelidad y provisión hacia su pueblo. Salomón, Moisés…no escatimaban esfuerzos en mencionar, una a una y en forma detallada, las intervenciones de Jehová. Este reconocimiento conduce inevitablemente a la alabanza y a la gratitud, acrecentando a la vez, la fe del pueblo.

Como cristianos podríamos agregar como tema de principal agradecimiento la concreción de la promesa de un Salvador en la persona de Jesucristo, con todo lo que ello implica: la victoria por medio de la cruz (1 Corintios 15:57; Romanos 7:25); la liberación de la esclavitud (Romanos 6:17); la pertenencia a la familia de Dios (1 Corintios 1:4); la fortaleza diaria (1 Timoteo 1:12, etc.)

En este reconocimiento de quién es Dios, objeto de nuestra gratitud, es útil puntualizar la dimensión temporal. Un común denominador en los pasajes del Antiguo Testamento mencionados es la referencia a los tres tiempos: pasado, presente y futuro. Hay una memoria de la obra de Dios en el pasado, una consideración de su accionar en el presente y confianza en lo que Él hará en el futuro.

Nos cuesta dar gracias a Dios en todo, cuando perdemos de vista alguna de estas tres dimensiones. A veces la situación del presente nos absorbe y preocupa tanto que no podemos reconocer lo que Dios obró en nuestro pasado, y por ende, tampoco podemos mirar al futuro con esperanza. Otras veces nos sucede que nos detenemos en las experiencias cristianas del pasado, evitando vivir con intensidad el presente. Y a la inversa, otras veces vivimos en función de la preocupación por el futuro, no pudiendo disfrutar del momento presente o recordar la fidelidad de Dios en el pasado.

Si hoy nos cuesta dar gracias a Dios por lo que está sucediendo en nuestras vidas, los ejemplos bíblicos nos instan a mirar hacia atrás reconociendo la bondad de Dios para con nosotros y hacia adelante con fe, descansando en Sus promesas. Esta perspectiva se origina en el conocimiento de un Dios eterno que trasciende infinitamente la limitación temporal humana. Y nosotros somos hijos de ese Padre eterno.

Otro aspecto del conocimiento de Dios es la aceptación de su soberanía. Ser soberano es un atributo propio de su ser divino, pero muchas veces lo desconocemos en relación a nuestras vidas personales. Aceptar la soberanía de Dios en nuestras vidas es reconocer que Él es el Señor de las circunstancias, felices o tristes, placenteras o angustiantes de nuestro andar cotidiano (Eclesiastés 7:13 y 14; Job 1:20-22; Job 2:9 y 10).

Si podemos creer en un Dios que no sólo es soberano, sino que es amoroso, misericordioso y que trata con el hombre de un modo personal, no será difícil reconocer en Él a un Padre que nos ama, que conoce todas nuestras necesidades, sabe cómo suplirlas y quiere hacerlo (Mateo 7:11; Romanos 8:32).

Claro que la dimensión eterna de los planes de Dios es difícil de ser captada por la finitud humana; requerirá de nuestra parte mayor profundización en la fe para poder ajustarnos a Sus propósitos en nuestras vidas.

2. Reconociendo la presencia del enemigo

En esta interacción entre Dios y nosotros deberíamos prestar atención a la cierta y perturbadora presencia de un tercer personaje: Satanás. Su acción desde el principio está orientada a oponerse abierta o veladamente a Dios. El intentará sembrar mentiras en nuestra mente: “Dios no es bueno”, “Dios no es confiable”, son sólo algunos de los mensajes que diariamente recibimos de su parte.

Quizás estas ideas no aparezcan claramente en la conciencia, pero se pueden detectar en las quejas, en el resentimiento, en la falta de fe, en la amargura y en el desánimo. La consecuencia es: “no siento gratitud a Dios”. Otra vez vemos la importancia de las ideas, que generan actitudes y sentimientos acordes a ellas.

“Me parece que podemos ver esto en la perspectiva correcta si leemos Romanos 1:21: ‘pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido’. Éste es el punto central: no fueron agradecidos. En lugar de dar gracias ’se envanecieron en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido’. Creyéndose sabios, se hicieron necios.

El principio de la rebelión de los hombres contra Dios estuvo y aún está en la falta de un corazón agradecido. No tuvieron corazones justos y agradecidos que se reconocieran como criaturas delante del Creador y cayeran de rodillas no sólo físicamente, sino también en su obstinado corazón. La rebelión es la negación deliberada de la criatura de reconocer su calidad de criatura delante del Creador y que se manifiesta en la falta de acción de gracias”. (1)

3. Reconociendo mi individualidad y la de mi prójimo.

Si bien al aceptar el Evangelio ingresamos a una familia espiritual, a una comunidad cristiana, en ningún momento perdemos nuestra singularidad como individuos. Esto implica, entre otras cosas, que pasamos por experiencias diferentes, en tiempos diferentes, y tenemos modos de sentir y de responder a ellas en forma diferente.

A veces tendemos a juzgar la calidad de experiencias que vivimos comparándolas con las de los demás. A causa de nuestro egocentrismo solemos pensar que las nuestras son las peores circunstancias, y que si nos tocara vivir “en la piel de los otros”, sería más fácil agradecer a Dios.

“¿Por qué a mí…?” “Siempre me toca a mí…”, “Yo las paso a todas”, etc. son pensamientos frecuentes, sean expresados o no en voz alta. Estas comparaciones veladas siempre producen amargura y secreta rebelión contra Dios. Es cierto que a simple vista pareciera que hay personas a las que “la vida les sonríe” o “tienen una vida color de rosa”. Pero los que trabajamos con personas sabemos de los dramas y las penas secretas que muchas veces son ocultadas por sonrisas o frases de aparente alegría. Además, para cada persona su etapa y sus circunstancias son las más importantes. De nada sirve juzgar o comparar experiencias. Cada uno debe aprender a dar gracias a Dios en todo lo que le toca vivir en ese momento dado.

Los fundamentos de una acción de gracias profunda y sincera se encuentran en el conocimiento (intelectual y vivencial) de la misma persona de Dios: quién es Él

Dios nos trata como lo que somos, personas. Él tiene un plan único e individual para cada hijo suyo. En este plan se incluyen todas las situaciones de nuestra vida, felices o penosas. Este entramado cuidadoso y atento de Dios tiene un objetivo: que Cristo sea formado en nosotros (Gálatas 4:19). Si pudiéramos reconocer esto en el tiempo de adversidad, ¿no sería más genuino nuestro agradecimiento a Dios?

Nos resulta fácil conciliar situaciones de vidas agradables y gratificantes con la gratitud a Dios. Pero, ¿qué de los momentos de dolor? Es que esta demanda de Dios no excluye el conectarnos sinceramente con nuestros sentimientos, reconociéndolos y expresándolos. El “dar gracias en todo” no se contradice con el sentir pena, tristeza, desengaño, frustración, inquietud… Por el contrario, es así cuando nos sentimos como seres humanos, cuando la gratitud a Dios a pesar de… o por encima de… adquiere todo su valor, como expresión de fe y confianza en ese Dios soberano a quien hemos elegido para gobernar nuestras vidas.

Dios tiene un objetivo: que Cristo sea formado en nosotros (Gálatas 4:19). Si pudiéramos reconocer esto en el tiempo de adversidad, ¿no sería más genuino nuestro agradecimiento a Dios?

Por otra parte, cuando algo nos cuesta mucho en nuestras vidas cristianas, es entonces que podemos probar el poder de Dios. “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad” (2 Cor. 12:9). Esto debiera estimularnos a no producir una acción de gracias forzada, sino más bien a reconocer y aceptar nuestros verdaderos sentimientos, confesando la incapacidad y las limitaciones para lograrlo con nuestras propias fuerzas.

LA GRATITUD, PARÁMETRO DE SALUD MENTAL

Como profesional del área, no puedo menos que hacer una reflexión al respecto. Si hiciéramos un estudio profundo de Dios y de Sus leyes para sus criaturas, quedaríamos maravillados por Su sabiduría. La Biblia no es un tratado de Psicología, pero día a día corroboro que conocer a Dios y permanecer en obediencia a Sus mandatos garantizan la armonía con nosotros mismos y con los demás. La práctica de este “dar gracias en todo” no escapa a esta realidad. Desde lo secular hay canciones que expresan la sabiduría popular: “Gracias a la vida que me ha dado tanto…”, expresa la canción de Violeta Parra, y otra “Vivir con alegría significa vivir más…”

Dice el Dr. Ricardo Zandrino al respecto: “Con alegría se vive más en calidad y cantidad. La gratitud genera alegría de vivir y, el ser agradecido es una expresión de madurez y salud… La actitud opuesta a la gratitud es el resentimiento, el que aparece en nosotros cuando creemos culpables a otros de que nuestras ‘demandas’, ‘lo que naturalmente nos corresponde’, quedan insatisfechas o resultan perjudicadas”.

“La gratitud genera alegría de vivir, sentir la vida como un permanente regalo. El resentimiento, en cambio, genera la desilusión, el deseo de venganza, la alegría por el daño ajeno”. (2)

No es lo más importante la cantidad de cosas buenas o malas que nos sucedan, sino si hemos desarrollado la capacidad de reconocerlas, dando gracias a Dios por ellas. Continúa el Dr. Zandrino: “El que es agradecido aprende a ser feliz por pequeñas cosas de la vida. Al mirar a su alrededor ve que cuanto tiene es un regalo”. Es así posible disfrutar lo que se tiene y vivir en paz con Dios, consigo mismo y con los semejantes. ¿No quisiéramos ejercitar este hábito saludable, agradando y honrando a Dios?

La Biblia no es un tratado de Psicología, pero día a día corroboro que conocer a Dios y permanecer en obediencia a Sus mandatos garantizan la armonía con nosotros mismos y con los demás.

DAR GRACIAS EN TODO: REQUERIMIENTO SOBRENATURAL DE UNA VIDA SOBRENATURAL

Esta actitud de agradecimiento no es una opción; es un mandato dirigido a todos los creyentes. “…porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesal. 5:18). Si está basada en el conocimiento de quién es Dios, es obvio que quienes no lo han probado y gustado, no pueden generar espontáneamente esta actitud. Es que la alabanza y la gratitud son características de un carácter y de un lenguaje cristianos (Ef.5:19-20; Apoc.4:8; 11:17; Ef. 5:1-4).

Un autor cristiano dice que el idioma del reino de Dios es la alabanza: “El mundo quedará maravillado, sorprendido, si nos ve dar gracias a Dios siempre, y por todo. En la adversidad o en la prosperidad, en el éxito o en el fracaso, en la cumbre o en el valle, no podemos dejar de hablar el idioma del reino de los cielos, nuestro idioma. Esta alabanza, esta expresión de gratitud está inspirada en el reconocimiento íntimo de que Cristo reina sobre toda la situación”. “Que Dios nos limpie desde adentro, desde lo más íntimo de nuestro espíritu, quitando todo rezongo, toda queja, toda amargura que pueda haber allí oprimiéndonos, para que libremente, con transparencia, podamos hablar el lenguaje del reino de los cielos”. (3)

También Dietrich Bonhöeffer, que conociera de sufrimientos y pesares, expresa: “Cantad al Señor cántico nuevo, nos vuelve a decir siempre de nuevo el salmo. Es el cántico de Cristo, renovado todas las mañanas, que la comunidad familiar entona al amanecer; el cántico nuevo cantado por toda la comunidad de Dios en la tierra y en el cielo y al que estamos llamados a unir nuestras voces. Dios se ha preparado un solo gran cántico de alabanza para toda la eternidad, y el que entra en la comunidad de Dios une su voz a ese cántico”. (4)

Decimos que es un requerimiento sobrenatural de una vida sobrenatural, porque la gratitud no es lo que brota “naturalmente” cuando algo nos daña, nos hiere o nos molesta. Pero Dios es coherente consigo mismo y con nosotros: no nos pide nada que no podamos hacer. El mismo nos provee de los recursos necesarios. En Ef. 5:18, antes de pedir nuestra actitud de agradecimiento incondicional, nos insta a “ser llenos del Espíritu Santo”. Aquí está la fuente de poder para lograrlo. Es el Espíritu Santo quien nos capacita para que brote de nuestro corazón una acción de gracia continua.

Tampoco se trata de un logro definitivo, de una vez y para siempre. La victoria se obtiene cada día, en cada situación que nos toca vivir.

Que podamos empezar cada día de nuestra vida entregándola a Dios, reconociendo Su soberanía sobre nosotros y nuestra propia impotencia, aceptando el accionar del Espíritu Santo en nosotros,  limpiando toda cosa que no le agrada e iluminando el campo de nuestra propia responsabilidad. ¿No será así más fácil, entonces, dar gracias por todo al Dios y Padre? Que así sea.

BIBLIOGRAFIA

(1) Schaeffer, Francis: “La verdadera espiritualidad”
(2) Zandrino, Ricardo: “Sanar es también tarea de la iglesia”
(3) Himitian, Jorge: “Jesucristo es el Señor”
(4) Bonhoeffer, Dietrich: “Vida en comunidad”

Autor: MARA ELENA MAMARIAN DE PARTAMIAN
Fuente: compromisocristiano.com

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Susana Wesley: Un legado que trasciende siglos

martes, marzo 22nd, 2016

Susana creció en un ambiente piadoso; su papá, fue un hombre muy usado por Dios. Ella fue la mayor de 25 hermanos. Se la describe con un carácter de benignidad, gozo, disciplina, y sobriedad. Estudiaba con ahínco y aprendió griego, latín y francés cuando aun era joven. Sus libros de estudio fueron la Biblia, libros de teología y los escritos de la Iglesia primitiva.

Se la llama «la madre del metodismo» debido a los métodos que empleaba en la crianza de sus hijos para hacer de ellos hombres de bien, y hombres de Dios. Dedicaba dos horas por día (una a la mañana y otra a la tarde) para estar a solas con Dios. Fue una mujer de oración, que oraba y meditaba y además llevaba su fe a la vida cotidiana. Fue madre de 19 hijos (ocho de los cuales murieron infantes). Su vida no fue fácil. Su presencia y su personalidad firme, su educación, su capacidad organizativa, sus métodos, fueron claves en la crianza de los hijos y en el ambiente hogareño. Tenía un propósito definido.

Dispuso métodos prácticos por los cuales logró una vida ordenada. Ella conocía bien las ventajas del orden y la disciplina, de modo que plasmó esa disciplina sistemática en la vida de sus hijos. Se esforzó en formar buenos hábitos en sus hijos. Dispuso el tiempo para dormir, para comer, para descansar, para levantarse etc. (incluso desde bebés). Era puntual en sus actividades y quehaceres, y aun ante los imprevistos mantenía el orden en su hogar. Eso transmitía una impactante seguridad a los niños. Susana siguió implementando sus métodos con sabiduría y sin desviarse, sabiendo que sus efectos serían de gran provecho para ellos.

Educó a sus hijos para controlar sus apetitos y deseos de modo que estos no gobernaran sus vidas. Participaban del culto familiar, y la oración. «Me esfuerzo por capturar la voluntad de un hijo desde su temprana edad y trato de cuidarla hasta que el niño la entregue a Dios. Este es el único, fuerte y razonable cimiento de una educación, sin la cual, ningún precepto ni ejemplo tendrá efectos», decía. Enseñó metódicamente a sus hijos, y dedicó seis horas diarias durante veinte años con ese fin. Cantaban y usaban la Biblia como libro de texto. No solo era una enseñanza académica: «Hay muy pocas personas que dedicarían los mejores veinte años de su vida para salvar las almas de sus hijos.», escribió a su hijo Juan. Ella escribió tres libros: A Manual of Natural Theory (Un manual de teoría natural), An Exposition of the Apostles’ Creed (Una explicación del credo apostólico) y An Exposition of the Ten Commandments (Una explicación de los diez mandamientos).

Se abocó a edificar en sus hijos un carácter piadoso. La enseñanza metódica de Susana no solo educó a sus hijos sino que los formó como verdaderos cristianos. Ella ejerció un sabio equilibrio entre la disciplina y el amor. Permitía los juegos, las risas y el bullicio de los niños como es normal, pero les enseñó la importancia de tiempos de quietud, de oración, de estudio y de trabajo. Fue una madre muy cariñosa, y sus vecinos testificaban que su hogar se destacaba por el amor. Cultivar las huertas, cuidar los animales, ordeñar las vacas, sembrar, y otras tareas similares constituían buenos hábitos y eran además lecciones objetivas para sus hijos. Todos sus hijos al morir estaban “en el Señor”. Juan sobresalió en la organización y administración de las iglesias metodistas. Carlos,aunque también predicaba, se destacó escribiendo himnos.

Muchos historiadores sostienen que «Susana Wesley es la madre de la iglesia metodista». Los críticos consideraban que había muchos métodos en la forma de vida de Juan, Carlos y sus amigos, de modo que los llamaron “metodistas”. Pero ellos solo implementaban y transmitían los principios y métodos de enseñanza que aprendieron de su madre. Al estudiar el movimiento metodista, observamos el impacto que Susana tuvo en sus hijos. Su consagración, la disciplina y el orden, el amor, sus devocionales privados (sus tiempos de estar a solas con Dios), el aborrecer lo malo, su enseñanza metódica de las verdades de la fe, y el tiempo dedicado a su hijos dieron un fruto que sigue creciendo hasta el día de hoy.

Si tu prioridad dada por Dios es el transmitir la verdad de la Palabra a tus hijos, y formar un carácter cristiano en ellos, recuerda que al hacerlo estás bendiciendo a las próximas generaciones. Transmites vida espiritual a una sociedad que está desesperada y necesitada del amor de nuestro Dios. ¡Tu esfuerzo vale la pena y resultará en mucho bien!

 

Fuente: mujeresdepuertadelcielo.blogspot.cl

Ministerios por edades

domingo, junio 12th, 2011

El propósito general del liderazgo cristiano de adolescentes es poder presentarlos maduros en Cristo Jesús en cada area del desarrollo.

Claro que este propósito general esta contemplado desde una perspectiva integral donde cada componente del desarrollo humano (Físico, intelecto, emociones, el area social y la espiritual) es trascendente.

Por eso para alcanzar este cometido es importatísimo considerar que cada etapa es única y tiene sus mas particulares características. (más…)

¡Los cristianos no tenemos lenguaje sexual!

sábado, febrero 26th, 2011

Existen tres niveles del lenguaje para hablar y entender la sexualidad humana.

Primero, el nivel del lenguaje científico. En el lenguaje científico, el órgano sexual masculino se llama pene. Si queremos un sinónimo científico del pene, tendríamos que decir “aparato reproductor”. El mismo fenómeno se aplica al órgano sexual femenino que en el lenguaje científico se denomina vagina. (más…)

La tentación y el sexo. Parte I

domingo, mayo 9th, 2010

Si bien reconocemos que el sexo no es en sí mismo pecaminoso, también hay que confesar que es un área invadida frecuentemente por el pecado y que con igual frecuencia produce corrupción.

¿Es pecado el sexo?

Algunas veces es bastante fácil identificar al sexo con el pecado y decir que el sexo es pecado o que el pecado es sexo. Los jóvenes frecuentemente se prenden de esta idea. Pero ambas observaciones no sólo son la expresión excesivamente sencilla de un concepto, sino que son bíblicamente ciertas. (más…)

Cristianos y la Pornografía. Parte I

miércoles, abril 7th, 2010

Fue en los años 90 que todo cambió. Antes el que quería ver pornografía tenía que tomar un paso público: tenía que comprar una revista, o ir a un cine, o quizás comprar un canal en su cuenta de cable, el cual no se podía esconder del resto de la familia. Para muchos cristianos ese acto público era lo suficiente como para contrarrestar la fascinación con esa fruta prohibida de la pornografía. Pero todo cambió con el estreno del Internet, pues esa barrera social desapareció por completo. Ahora la pornografía es una experiencia que imita la imaginación por ser totalmente privada. En anonimidad completa y en la privacidad de nuestras casas, oficinas y cibercafés las barreras se han removido y la pornografía es hoy una concretización ubicua de nuestras obsesiones sexuales ocultas.

No es un secreto que la industria pornográfica ha expandido exponencialmente en los últimos 15 años y que todavía está creciendo. Resaltemos algunos de los números: (más…)

Requisitos para integrar el ministerio de Alabanza y Adoración

martes, febrero 9th, 2010

Vivimos en tiempos donde todo es muy acelerado, la globalización, celulares, televisión, Internet, etc. Nos invitan al famoso: llame ya, adelgace ya. Creo que éstas corrientes tal vez han ingresado en nuestras iglesias buscando cierta celeridad en distintos procesos que a veces desemboca en “ministre ya”, olvidando la esencia de cada actividad.

La música tiene un poder tan grande en nuestras vidas que puede despertar los sentimientos mas sublimes, como también impulsar a la violencia y hasta todo tipo de pasiones carnales. (más…)

La sexualidad cristiana

viernes, enero 29th, 2010

La sexualidad humana se extiende por casi todas las áreas de nuestra vida. La sexualidad implica mucho más que las diferencias físicas entre los hombres y las mujeres y va más allá del acto físico sexual en el matrimonio. Es la expresión de toda la persona entera que vive la sinfonía de la existencia humana.

Los cristianos necesitan una comprensión bíblica de la sexualidad. Entender nuestra sexualidad es esencial para determinar nuestras relaciones (más…)

Mujeres y Pornografía: Lo increíble se convierte en realidad

miércoles, diciembre 2nd, 2009

parejaEl rostro de Susan delató repugnancia la primera vez que su marido le sugirió que vean juntos una película para adulto. «Cariño, no sólo deseo realzar nuestra relación intima,» exclamó Jim, «sino que ya no necesitaré tener una vida sexual separada de ti. Esto terminará con todo secreto de nuestro alrededor.»Ella por mucho tiempo tenía la esperanza de que él parase su adicción “online”, pero ésta era tan grande. «Somos cristianos, Jim,» protestó, «¡y esto es incorrecto!»»¿Incorrecto?» respondió Jim. «Conozco terapeutas cristianos que sugieren el uso de esto para mejorar sus vidas sexuales. ¿Cómo puede esto ser malo?»Después de años de tratar con la vida secreta de Jim, Susan eventualmente aceptó y se unió a lo que se está convirtiendo en un número cada vez mayor de mujeres cristianas que regularmente ven pornografía. (más…)

Los efectos funestos de la pornografía.

lunes, octubre 19th, 2009

alertaNota de PoderyGloria.com: Si bien al momento de leer este artículo, dudamos en «subirla» a nuestro portal, debido a su fuerte contenido, finalmente decidimos hacerlo, para poner en alerta al Pueblo de Dios sobre esta artimaña que el diablo está usando para hacer caer a muchos cristianos en estos últimos tiempos.

Es necesario, hermano y hermana, que nos pongamos en alerta y cuidemos de nuestros hijos y nuestra pareja, para que no caigan en este pecado. Es necesario que tú, joven y señorita, que quizás estás entrando en la pornografía, que te alejes de ella y le pidas ayuda a tus cercanos y más aún a nuestro Señor Jesús, para que te de la victoria. (más…)