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«Todo puede ser borrado»
Cierto comerciante, había tenido mucho éxito en los negocios, hallándose en buena posición. Su madre, mujer piadosa, le había enseñado con fidelidad las verdades de la santa Palabra de Dios. Más, al llegar la virilidad y separarse de su hogar, se asoció con personas que desmentían la verdad de las Escrituras, es decir, incrédulos. Adoptó sus ideas y llegó a ser uno de ellos. Ya no iba a la Iglesia y, en su hogar no había lugar para la Biblia.…