Mujeres de Dios: Amy Carmichael

Su devoción por Dios comenzó a temprana edad. Entre sus muchas peticiones infantiles resaltaba: «Por favor, Dios, dame ojos azules.» No le gustaban sus ojos cafés. Sin embargo, una de las primeras lecciones que Dios le enseñó fue: «´No´ también es una respuesta.» Amy ignoraba que muchos años después sería aceptada en la India, entre otras cosas, por sus ojos marrones.

A los 24 años, partió a Japón, donde duró poco debido a una enfermedad. Se le sugirió trasladarse a un clima más benigno, como el de India, a donde llegó a los 29 años para ya nunca irse. En 1900, Amy se mudó a Dohnavur.