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El Aleluya de Haendel.

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!; Dios el Omnipotente ya reina ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!, Del mundo el reino ya, viene hacer el reino del Señor ya reina Cristo el Señor y reinara por siempre y siempre, gran Señor, Eterno Rey, Gran Señor Eterno rey y reinara por siempre y siempre, Por siempre y siempre, Por siempre y siempre, ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!…. Aleluya!!!!!!!

George F. Haendel no fue predicador, teólogo o misionero. Fue músico. Quizás el músico cristiano protestante más grande de todos los tiempos.

Su lugar figura y su obra trascendieron de tal manera, que su arte, en particular el Oratorio El Mesías ha pasado a ser patrimonio de la humanidad, más allá de la inspiración cristiana que llevó a la obra.

Nacido en Alemania, Haendel se naturalizó inglés a los 42 años. No hubo antecedentes relacionados con la música en su familia, pero el talento del niño hizo que estudiara con Zachow, con quien se convirtió en organista e intérprete de clave, además de ejecutar el violín y el oboe. Emprendió varios viajes y conoció a destacados compositores. Su fama creció inestimablemente hacia 1715, pero quince años después, cayó en el olvido.

Nació: el 23 de febrero de 1685, en Halle, Alemania. Falleció: el 14 de abril de 1759, en Londres, Inglaterra.

Nacido en el mismo año que Johann Sebastian Bach, George Frideric Haendel alcanzó la misma estatura musical que Bach, pero se destacó al otro lado del Canal de la Mancha. Su padre no deseaba que él perdiese el tiempo con la música; quería decir: «Mi hijo, el abogado…» Pero el talento del pequeño George ya se destacaba tanto a los siete años que los amigos y la familia presionaron al padre con el fin de que permitiese que el niño recibiera lecciones de música. Hacia los once años tocaba el oboe, el violín, el órgano y el clavicordio.

En 1710, después de pasar cuatro años en Italia, donde se representaran dos de sus óperas, fufe designado maestro de coro del Elector de Hanover. Poco después se le dio permiso para viajar y fue a Londres, donde escribió una ópera que alcanzó un gran éxito y se quedó a vivir allí durante un tiempo; pero su conciencia le obligó a regresar a Alemania.

Volvió a Londres en 1712 y compuso la Oda al cumpleaños de la reina, y por esa obra la reina Ana le concedió un generoso estipendio anual. Esta vez su conciencia no le indujo a salir de Inglaterra, incluso anglificó su nombre, que antes era Georg Friedrich Haendel. Introdujo la ópera italiana en Inglaterra, y cuando el público se cansó de escuchar lenguaje extranjero, pasó a la composición de «oratorios» -dramas bíblicos para solistas, coro y orquesta, sin escenografía ni trajes- cantados en inglés.

Cuando falleció la reina y el Elector, que era el anterior empleador de Haendel, se convirtió en Jorge I de Inglaterra, las relaciones fueron un tanto tensas hasta que el músico compuso la Música acuática para un festival en el río Támesis. Al rey la obra le complació tanto que perdonó al compositor por haber salido de Alemania. Para celebrarlo, Haendel creó la Música para los fuegos artificiales regios, que consolidó su posición. Recibió un sueldo de la Corte británica por el resto de su vida.

A semejanza de Bach, Haendel también perdió la vista seis años antes de su muerte, y en su caso también el discutible doctor John Taylor lo operó de cataratas (sin éxito). Pero continuó ejecutando hasta el final de sus días. La última aparición pública de Haendel fue para dirigir una representación de El Mesías, su composición más grande, escrita milagrosamente en sólo tres semanas.

El Mesías es la obra más conocida de Handel, aunque no debe ser considerada como característica, ya que ocupa un lugar único dentro de la extraordinaria colección de oratorios handelianos. Mientras en los demás oratorios de Handel puede reconocerse una marcada influencia italiana, la música del Mesías se arraiga en las antiguas pasiones y cantatas alemanas. La obra se compuso en Londres, en 1741, con una extraordinaria rapidez (tres semanas); la costumbre vincula esta obra a la Navidad, pero no hay que olvidar que este oratorio no sólo trata del nacimiento de Jesús, sino de toda su vida. Unos meses después la obra se estrenó en Irlanda, durante un viaje de Händel, pero el gran estreno no llegó hasta 1742, en el New Music Hall de Dublín para un concierto benéfico. Fue el libretista Charles Jennens quien compuso el texto de la oratoria, formado tan solo por fragmentos bíblicos. Jennens presentó la obra como si fuese una ópera,dividiéndola en tres actos subdivididos en escenas.

La primera parte tiene por tema el advenimiento y la Navidad. Se anuncia la venida de Cristo, por lo que nos encontramos con algunos momentos de exaltación marcados de una gran intensidad expresiva. La segunda parte ilustra la Pasión, la Resurrección y la Ascensión finalizando con el famoso «Aleluya». Se puede decir que la oratoria de Händel aun siendo sencilla, destaca por su monumentalidad en cuanto a duración y proporciones sonoras.

Estructura de la Obra

La mayor parte del libreto procede del Antiguo Testamento. La primera sección se basa en el libro de Isaias, el cual profetiza la venida del Mesías. Hay algunas citas de los Evangelios, que están al final de la primera sección y al principio de la segunda. Se refieren al episodio de la anunciación del Ángel a los pastores narrado en el Evangelio de Lucas, dos enigmáticas citas del Evangelio de Mateo y una del Evangelio de Juan: “Contemplad el cordero de Dios”. El resto de la segunda sección se compone de las profecías de Isaías y citas de los evangelistas… La tercera sección incluye una cita de Job: “Yo se que mi redentor vive”, y el resto proviene principalmente de la primera Carta de San Pablo a los Corintios. Es interesante la interpolación de coros del Apocalipsis. El conocido coro “Aleluya” al final de la parte II y los coros finales: Digno es el cordero que murió” y “Amén” ambos son tomados del Apocalipsis.

Cuando el coro empezó a cantar el Aleluya, el rey se puso de pie en señal de respeto. Por supuesto, todo el resto del público hizo lo mismo. Así, se ha convertido en tradición que todos se pongan de pie mientras se ejecuta este himno. Maestro sin par del «oratorio», la música de Haendel ahora se escucha principalmente en las iglesias y en los recitales de música de cámara. Sus piezas más famosas son el Largo de la ópera Jerjes, el himno La alegría del mundo y el inmortal Mesías.

Fuente: Wikipedia y usuarios.lycos.es

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Daniel Diaz Nauto

Daniel Diaz Nauto

Director, Editor, Webmaster entre otras funciones de la Red PoderyGloria. Hace 12 años se dedica a la informatica, amante a la fotografía y estudiante de teología. Le gusta disfrutar de aquella música que llega a lo profundo del corazón.