¡Los cristianos no tenemos lenguaje sexual!

Existen tres niveles del lenguaje para hablar y entender la sexualidad humana.

Primero, el nivel del lenguaje científico. En el lenguaje científico, el órgano sexual masculino se llama pene. Si queremos un sinónimo científico del pene, tendríamos que decir “aparato reproductor”. El mismo fenómeno se aplica al órgano sexual femenino que en el lenguaje científico se denomina vagina.

Monstruitos inocentes

Llamamos monstruos a los seres que presentan una anomalía grave en el orden de la naturaleza, por ejemplo un animal bicéfalo. La monstruosidad puede ser física o moral, y esta última se refiere a actos que encierran una extraña perversidad o crueldad.

Ese calificativo se aplica a personas que, con culpa o sin ella, realizan algo vituperable o execrable que se parta de las normas naturales, -inocente es el que está libre de toda culpa.

La sexualidad cristiana

La sexualidad humana se extiende por casi todas las áreas de nuestra vida. La sexualidad implica mucho más que las diferencias físicas entre los hombres y las mujeres y va más allá del acto físico sexual en el matrimonio. Es la expresión de toda la persona entera que vive la sinfonía de la existencia humana.

Los cristianos necesitan una comprensión bíblica de la sexualidad. Entender nuestra sexualidad es esencial para determinar nuestras relaciones