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La adoración que agrada a Dios.

lunes, abril 27th, 2020

Dios no quiere una parte de tu vida. Pide todo tu corazón, toda tu alma, toda tu mente, y todas tus fuerzas.

A Dios no le interesan los compromisos a medias, la obediencia parcial y las sobras de tu tiempo y dinero. Quiere tu devoción plena, no pedacitos de tu vida.

Una mujer samaritana en cierta ocasión discutió con Jesús acerca del mejor tiempo, lugar y estilo de adoración. Jesús le contestó que esos aspectos eran irrelevantes. El lugar de adoración no es tan importante como por qué adoramos y cuánto de nuestro ser le ofrecemos a Dios cuando lo hacemos. Hay una manera de adorar, buena o mala. La Biblia dice: «Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente» Hebreos 12:28

La adoración que agrada a Dios tiene cuatro características:

1.- A Dios le agrada la adoración en verdad.

La gente suele decir «Me gusta pensar en Dios como alguien que…» y plantean la idea de un Dios a quien les gustaría adorar. Pero no podemos simplemente crear nuestra propia imagen de Dios, la que nos resulta cómoda y políticamente correcta, y adorarla. Eso es idolatría.
La adoración debe basarse en la verdad de las Escrituras, no en nuestra opinión acerca de Dios. Jesús le dijo a la mujer samaritana: «Los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que le adoren» Juan 4:23.
«Adorar en verdad» significa adorar a Dios como la Biblia verdaderamente lo revela.

2.- A Dios le agrada la adoración auténtica.

Cuando Jesús dijo que debemos «adorar en espíritu» no se refería al Espíritu Santo sino a nuestro espíritu. Fuimos creados a imagen de Dios y, por lo tanto, somos un espíritu que reside en un cuerpo, y él diseñó nuestro espíritu para que pudiéramos comunicarnos con él. La adoración es la respuesta de nuestro espíritu al Espíritu de Dios. La adoración que agrada a Dios es profundamente emocional y doctrinal. Con nuestro corazón y nuestra cabeza.

Cuando Jesús dijo: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma» quería decir que la adoración debe ser auténtica y sentida, de corazón. No se trata sólo de decir las palabras correctas; debes creer en lo que dices. ¡La alabanza que no brota del corazón no es alabanza! No sirve de nada, es un insulto a Dios. Cuando adoramos, él mira más allá de nuestras palabras, observando la actitud de nuestro corazón. La Escritura afirma: «La gente se fija en las apariencias, pero yo, (el Señor) me fijo en el corazón» 1 Samuel 16:7b.

Muchas personas confunden las emociones conmovedoras producidas por la música con las estimuladas por el Espíritu, pero no son iguales. La verdadera adoración ocurre cuando nuestro espíritu responde a Dios, no a una melodía. En realidad, algunas canciones sentimentales e introspectivas entorpecen la adoración porque de concentrarnos en Dios, pasamos a enfocarnos en nuestros sentimientos. Cuando adoramos, el factor de mayor distracción somos nosotros mismos: nuestros intereses y preocupaciones acerca de la impresión que damos.

Los cristianos no se ponen de acuerdo con respecto a la manera más adecuada o auténtica de alabar a Dios, pero estos argumentos lo que más reflejan son las distintas personalidades y trasfondos. La Biblia menciona diversas formas de alabanza: La confesión, el canto, los clamores, el estar de pie, el arrodillarse, el baile, el hacer ruidos de gozo, el testimonio, la utilización de instrumentos musicales y el alzar las manos. El mejor estilo de adoración es el que más auténticamente representa nuestro amor a Dios, basado en el trasfondo y la personalidad que Dios nos dio.

Mi amigo Gary Thomas se dio cuenta de que muchos cristianos en lugar de tener una amistad vibrante con Dios, parecen estancarse en la costumbre -la adoración se convierte en una rutina satisfactoria- porque se obligan a usar métodos devocionales o estilos de adoración que no se adaptan a la unicidad con que Dios los creó. Gary se preguntó: «Si Dios con toda intención nos creó a todos distintos, ¿por qué deberíamos amarlo de la misma manera?».

Una cosa es cierta: No darás gloria a Dios intentando ser alguien que él nunca se propuso que fueses. Dios quiere que seas tú mismo. El Padre está «buscando personas que, cuando le adoren, sean sencillas y sinceramente ellas mismas cuando se presenten a él». Juan 4:23.

3.- A Dios le agrada la adoración reflexiva.

El mandamiento de Jesús de «amar a Dios con toda tu mente» se repite cuatro veces en el Nuevo Testamento. A Dios no le agrada que cantemos himnos, oremos con apatía y exclamemos con indiferencia ¡Gloria a Dios!, sin pensar en lo que hacemos, porque no se nos ocurre otra cosa que decir en ese momento. Si no pensamos en lo que hacemos cuando adoramos, la adoración no sirve. Tu mente debe estar puesta en lo que haces. Además, sé específico. Si alguien se te acerca y repite: «¡Te alabo!» diez veces, es probable que pienses «¿Por qué?». Tu preferirías dos cumplidos específicos a veinte generalidades vagas. Dios también.

4.- A Dios le agrada la adoración práctica.

La palabra de Dios afirma: «Les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios» Romanos 12:1. ¿Por qué quiere Dios tu cuerpo? ¿Por qué no dice «ofrezcan su espíritu?». Porque sin el cuerpo no podemos hacer nada en este planeta. En la eternidad recibiremos un cuerpo nuevo, mejorado, actualizado, pero mientras estemos en la tierra, Dios dice: «¡Dame todo lo que tengas!». Él solamente está siendo práctico en cuanto a la adoración. La verdadera adoración se arraiga en la Palabra.

Rick Warren.

Dar gracias…pero ¿en todo?

martes, noviembre 15th, 2016

La autora es psicóloga, y trata el tema de la gratitud con originalidad y buen fundamento bíblico. La gratitud es un componente esencial de la alabanza.

“Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. 1a. Tesalonicenses 5:18

“Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre…” Efesios 5:20

Pudiera resultar “rebuscado” escribir un artículo sobre un mandato de Dios expresado en una sola frase tan simple: “dad gracias en todo”. ¿Acaso no está suficientemente claro?, ¿no es una orden?, ¿es que nos atrevemos a cuestionar lo que Dios nos pide?

Estas preguntas tropiezan con una evidencia palpable a cada momento: Cuánto nos cuesta dar gracias…y en todo! Claro que la evidencia resulta tal si nos atrevemos a ser honestos con nosotros mismos y con Dios.

NO ES DAR GRACIAS…

Frecuentemente en la vida cristiana adoptamos actitudes “pseudo espirituales”, engañándonos a nosotros mismos. Algunas de ellas tienen que ver con el tema que nos ocupa. Es posible que salga fácilmente de nuestros labios la frase: “gracias a Dios”, pero muchas veces es nada más que eso: una frase, producto del acostumbramiento, de un legalismo religioso o de otras actitudes íntimas que nos resulta difícil admitir. ¿Nos asomamos a nuestro interior?

No deberíamos confundir el verdadero espíritu de agradecimiento a Dios con:
– Optimismo: tendencia a ver las cosas en sus aspectos más favorables o benéficos.
– Irrealismo: no poder ver las cosas en su dimensión real, perdiendo objetividad.
– Conformismo: refugio para no comprometernos con cambios y no plantearnos metas más altas y ambiciosas para nuestras vidas.
– Indiferencia: todo da lo mismo, no hay fuerza ni color en las experiencias.
– Formalismo: hacer las cosas “porque se debe” (no se corresponde con el deseo íntimo).
– “Super-espiritualidad”: negar nuestras necesidades humanas normales, alegando espiritualidad.

Estas y otras actitudes similares no son verdaderamente “dar gracias”; demuestran ser ineficaces y frustrantes, impidiendo un crecimiento auténtico en la vida espiritual.

S ES DAR GRACIAS…

…poder manifestar gratitud a Dios como expresión genuina de reconocimiento por lo que Él es, no solamente en las circunstancias “buenas” o “felices” que nos ocurren, sino en aquellas que desearíamos evitar o cambiar: en todo y por todo. Es una expresión absoluta, no hay excepciones de tiempo, de intensidad, ni de calidad de experiencias. Muy fácil decirlo, escribirlo, leerlo. Pero…¿cómo se hace?

1. Reconociendo quién es Dios y quién soy yo

Es frecuente escuchar la frase: “ya lo sé, pero no lo siento”. ¿Es que Dios no contempla nuestros sentimientos? ¿Nos fuerza a hacer algo que no sentimos? El Creador nos ha conformado no solamente con sentimientos, sino con la capacidad de elaborar pensamientos y de actuar por voluntad. Este trío de capacidades deben ordenarse y complementarse a fin de expresarse de una manera sana. Cuando “sentimos” algo contrario a lo que Dios nos pide, sería útil revisar las ideas, los pensamientos, que sustentan tales emociones. Si tenemos conceptos erróneos sobre quién es Dios, quiénes somos nosotros y cómo es la relación que Él quiere establecer con nosotros, será muy difícil tener sentimientos adecuados al respecto.

Es posible que salga fácilmente de nuestros labios la frase: “gracias a Dios”, pero muchas veces es nada más que eso: una frase

Es interesante analizar, por ejemplo en el Antiguo Testamento, pasajes que nos presentan hermosas oraciones de alabanza y agradecimiento a Dios (1 Reyes 7:51; 8:22-30; 8:54-58; Salmo 77:1-15; Éxodo 15:1-21; Habacuc 3).

Los fundamentos de una acción de gracias profunda y sincera se encuentran en el conocimiento (intelectual y vivencial) de la misma persona de Dios: quién es Él, cuáles son sus atributos, de qué manera se ha relacionado con los hombres en general y con sus hijos en particular a través de los tiempos.

Juega un papel muy importante en esas oraciones mencionadas, el “hacer memoria”, recordar los hechos que revelan la acción de Dios como muestra de su fidelidad y provisión hacia su pueblo. Salomón, Moisés…no escatimaban esfuerzos en mencionar, una a una y en forma detallada, las intervenciones de Jehová. Este reconocimiento conduce inevitablemente a la alabanza y a la gratitud, acrecentando a la vez, la fe del pueblo.

Como cristianos podríamos agregar como tema de principal agradecimiento la concreción de la promesa de un Salvador en la persona de Jesucristo, con todo lo que ello implica: la victoria por medio de la cruz (1 Corintios 15:57; Romanos 7:25); la liberación de la esclavitud (Romanos 6:17); la pertenencia a la familia de Dios (1 Corintios 1:4); la fortaleza diaria (1 Timoteo 1:12, etc.)

En este reconocimiento de quién es Dios, objeto de nuestra gratitud, es útil puntualizar la dimensión temporal. Un común denominador en los pasajes del Antiguo Testamento mencionados es la referencia a los tres tiempos: pasado, presente y futuro. Hay una memoria de la obra de Dios en el pasado, una consideración de su accionar en el presente y confianza en lo que Él hará en el futuro.

Nos cuesta dar gracias a Dios en todo, cuando perdemos de vista alguna de estas tres dimensiones. A veces la situación del presente nos absorbe y preocupa tanto que no podemos reconocer lo que Dios obró en nuestro pasado, y por ende, tampoco podemos mirar al futuro con esperanza. Otras veces nos sucede que nos detenemos en las experiencias cristianas del pasado, evitando vivir con intensidad el presente. Y a la inversa, otras veces vivimos en función de la preocupación por el futuro, no pudiendo disfrutar del momento presente o recordar la fidelidad de Dios en el pasado.

Si hoy nos cuesta dar gracias a Dios por lo que está sucediendo en nuestras vidas, los ejemplos bíblicos nos instan a mirar hacia atrás reconociendo la bondad de Dios para con nosotros y hacia adelante con fe, descansando en Sus promesas. Esta perspectiva se origina en el conocimiento de un Dios eterno que trasciende infinitamente la limitación temporal humana. Y nosotros somos hijos de ese Padre eterno.

Otro aspecto del conocimiento de Dios es la aceptación de su soberanía. Ser soberano es un atributo propio de su ser divino, pero muchas veces lo desconocemos en relación a nuestras vidas personales. Aceptar la soberanía de Dios en nuestras vidas es reconocer que Él es el Señor de las circunstancias, felices o tristes, placenteras o angustiantes de nuestro andar cotidiano (Eclesiastés 7:13 y 14; Job 1:20-22; Job 2:9 y 10).

Si podemos creer en un Dios que no sólo es soberano, sino que es amoroso, misericordioso y que trata con el hombre de un modo personal, no será difícil reconocer en Él a un Padre que nos ama, que conoce todas nuestras necesidades, sabe cómo suplirlas y quiere hacerlo (Mateo 7:11; Romanos 8:32).

Claro que la dimensión eterna de los planes de Dios es difícil de ser captada por la finitud humana; requerirá de nuestra parte mayor profundización en la fe para poder ajustarnos a Sus propósitos en nuestras vidas.

2. Reconociendo la presencia del enemigo

En esta interacción entre Dios y nosotros deberíamos prestar atención a la cierta y perturbadora presencia de un tercer personaje: Satanás. Su acción desde el principio está orientada a oponerse abierta o veladamente a Dios. El intentará sembrar mentiras en nuestra mente: “Dios no es bueno”, “Dios no es confiable”, son sólo algunos de los mensajes que diariamente recibimos de su parte.

Quizás estas ideas no aparezcan claramente en la conciencia, pero se pueden detectar en las quejas, en el resentimiento, en la falta de fe, en la amargura y en el desánimo. La consecuencia es: “no siento gratitud a Dios”. Otra vez vemos la importancia de las ideas, que generan actitudes y sentimientos acordes a ellas.

“Me parece que podemos ver esto en la perspectiva correcta si leemos Romanos 1:21: ‘pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido’. Éste es el punto central: no fueron agradecidos. En lugar de dar gracias ’se envanecieron en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido’. Creyéndose sabios, se hicieron necios.

El principio de la rebelión de los hombres contra Dios estuvo y aún está en la falta de un corazón agradecido. No tuvieron corazones justos y agradecidos que se reconocieran como criaturas delante del Creador y cayeran de rodillas no sólo físicamente, sino también en su obstinado corazón. La rebelión es la negación deliberada de la criatura de reconocer su calidad de criatura delante del Creador y que se manifiesta en la falta de acción de gracias”. (1)

3. Reconociendo mi individualidad y la de mi prójimo.

Si bien al aceptar el Evangelio ingresamos a una familia espiritual, a una comunidad cristiana, en ningún momento perdemos nuestra singularidad como individuos. Esto implica, entre otras cosas, que pasamos por experiencias diferentes, en tiempos diferentes, y tenemos modos de sentir y de responder a ellas en forma diferente.

A veces tendemos a juzgar la calidad de experiencias que vivimos comparándolas con las de los demás. A causa de nuestro egocentrismo solemos pensar que las nuestras son las peores circunstancias, y que si nos tocara vivir “en la piel de los otros”, sería más fácil agradecer a Dios.

“¿Por qué a mí…?” “Siempre me toca a mí…”, “Yo las paso a todas”, etc. son pensamientos frecuentes, sean expresados o no en voz alta. Estas comparaciones veladas siempre producen amargura y secreta rebelión contra Dios. Es cierto que a simple vista pareciera que hay personas a las que “la vida les sonríe” o “tienen una vida color de rosa”. Pero los que trabajamos con personas sabemos de los dramas y las penas secretas que muchas veces son ocultadas por sonrisas o frases de aparente alegría. Además, para cada persona su etapa y sus circunstancias son las más importantes. De nada sirve juzgar o comparar experiencias. Cada uno debe aprender a dar gracias a Dios en todo lo que le toca vivir en ese momento dado.

Los fundamentos de una acción de gracias profunda y sincera se encuentran en el conocimiento (intelectual y vivencial) de la misma persona de Dios: quién es Él

Dios nos trata como lo que somos, personas. Él tiene un plan único e individual para cada hijo suyo. En este plan se incluyen todas las situaciones de nuestra vida, felices o penosas. Este entramado cuidadoso y atento de Dios tiene un objetivo: que Cristo sea formado en nosotros (Gálatas 4:19). Si pudiéramos reconocer esto en el tiempo de adversidad, ¿no sería más genuino nuestro agradecimiento a Dios?

Nos resulta fácil conciliar situaciones de vidas agradables y gratificantes con la gratitud a Dios. Pero, ¿qué de los momentos de dolor? Es que esta demanda de Dios no excluye el conectarnos sinceramente con nuestros sentimientos, reconociéndolos y expresándolos. El “dar gracias en todo” no se contradice con el sentir pena, tristeza, desengaño, frustración, inquietud… Por el contrario, es así cuando nos sentimos como seres humanos, cuando la gratitud a Dios a pesar de… o por encima de… adquiere todo su valor, como expresión de fe y confianza en ese Dios soberano a quien hemos elegido para gobernar nuestras vidas.

Dios tiene un objetivo: que Cristo sea formado en nosotros (Gálatas 4:19). Si pudiéramos reconocer esto en el tiempo de adversidad, ¿no sería más genuino nuestro agradecimiento a Dios?

Por otra parte, cuando algo nos cuesta mucho en nuestras vidas cristianas, es entonces que podemos probar el poder de Dios. “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad” (2 Cor. 12:9). Esto debiera estimularnos a no producir una acción de gracias forzada, sino más bien a reconocer y aceptar nuestros verdaderos sentimientos, confesando la incapacidad y las limitaciones para lograrlo con nuestras propias fuerzas.

LA GRATITUD, PARÁMETRO DE SALUD MENTAL

Como profesional del área, no puedo menos que hacer una reflexión al respecto. Si hiciéramos un estudio profundo de Dios y de Sus leyes para sus criaturas, quedaríamos maravillados por Su sabiduría. La Biblia no es un tratado de Psicología, pero día a día corroboro que conocer a Dios y permanecer en obediencia a Sus mandatos garantizan la armonía con nosotros mismos y con los demás. La práctica de este “dar gracias en todo” no escapa a esta realidad. Desde lo secular hay canciones que expresan la sabiduría popular: “Gracias a la vida que me ha dado tanto…”, expresa la canción de Violeta Parra, y otra “Vivir con alegría significa vivir más…”

Dice el Dr. Ricardo Zandrino al respecto: “Con alegría se vive más en calidad y cantidad. La gratitud genera alegría de vivir y, el ser agradecido es una expresión de madurez y salud… La actitud opuesta a la gratitud es el resentimiento, el que aparece en nosotros cuando creemos culpables a otros de que nuestras ‘demandas’, ‘lo que naturalmente nos corresponde’, quedan insatisfechas o resultan perjudicadas”.

“La gratitud genera alegría de vivir, sentir la vida como un permanente regalo. El resentimiento, en cambio, genera la desilusión, el deseo de venganza, la alegría por el daño ajeno”. (2)

No es lo más importante la cantidad de cosas buenas o malas que nos sucedan, sino si hemos desarrollado la capacidad de reconocerlas, dando gracias a Dios por ellas. Continúa el Dr. Zandrino: “El que es agradecido aprende a ser feliz por pequeñas cosas de la vida. Al mirar a su alrededor ve que cuanto tiene es un regalo”. Es así posible disfrutar lo que se tiene y vivir en paz con Dios, consigo mismo y con los semejantes. ¿No quisiéramos ejercitar este hábito saludable, agradando y honrando a Dios?

La Biblia no es un tratado de Psicología, pero día a día corroboro que conocer a Dios y permanecer en obediencia a Sus mandatos garantizan la armonía con nosotros mismos y con los demás.

DAR GRACIAS EN TODO: REQUERIMIENTO SOBRENATURAL DE UNA VIDA SOBRENATURAL

Esta actitud de agradecimiento no es una opción; es un mandato dirigido a todos los creyentes. “…porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesal. 5:18). Si está basada en el conocimiento de quién es Dios, es obvio que quienes no lo han probado y gustado, no pueden generar espontáneamente esta actitud. Es que la alabanza y la gratitud son características de un carácter y de un lenguaje cristianos (Ef.5:19-20; Apoc.4:8; 11:17; Ef. 5:1-4).

Un autor cristiano dice que el idioma del reino de Dios es la alabanza: “El mundo quedará maravillado, sorprendido, si nos ve dar gracias a Dios siempre, y por todo. En la adversidad o en la prosperidad, en el éxito o en el fracaso, en la cumbre o en el valle, no podemos dejar de hablar el idioma del reino de los cielos, nuestro idioma. Esta alabanza, esta expresión de gratitud está inspirada en el reconocimiento íntimo de que Cristo reina sobre toda la situación”. “Que Dios nos limpie desde adentro, desde lo más íntimo de nuestro espíritu, quitando todo rezongo, toda queja, toda amargura que pueda haber allí oprimiéndonos, para que libremente, con transparencia, podamos hablar el lenguaje del reino de los cielos”. (3)

También Dietrich Bonhöeffer, que conociera de sufrimientos y pesares, expresa: “Cantad al Señor cántico nuevo, nos vuelve a decir siempre de nuevo el salmo. Es el cántico de Cristo, renovado todas las mañanas, que la comunidad familiar entona al amanecer; el cántico nuevo cantado por toda la comunidad de Dios en la tierra y en el cielo y al que estamos llamados a unir nuestras voces. Dios se ha preparado un solo gran cántico de alabanza para toda la eternidad, y el que entra en la comunidad de Dios une su voz a ese cántico”. (4)

Decimos que es un requerimiento sobrenatural de una vida sobrenatural, porque la gratitud no es lo que brota “naturalmente” cuando algo nos daña, nos hiere o nos molesta. Pero Dios es coherente consigo mismo y con nosotros: no nos pide nada que no podamos hacer. El mismo nos provee de los recursos necesarios. En Ef. 5:18, antes de pedir nuestra actitud de agradecimiento incondicional, nos insta a “ser llenos del Espíritu Santo”. Aquí está la fuente de poder para lograrlo. Es el Espíritu Santo quien nos capacita para que brote de nuestro corazón una acción de gracia continua.

Tampoco se trata de un logro definitivo, de una vez y para siempre. La victoria se obtiene cada día, en cada situación que nos toca vivir.

Que podamos empezar cada día de nuestra vida entregándola a Dios, reconociendo Su soberanía sobre nosotros y nuestra propia impotencia, aceptando el accionar del Espíritu Santo en nosotros,  limpiando toda cosa que no le agrada e iluminando el campo de nuestra propia responsabilidad. ¿No será así más fácil, entonces, dar gracias por todo al Dios y Padre? Que así sea.

BIBLIOGRAFIA

(1) Schaeffer, Francis: “La verdadera espiritualidad”
(2) Zandrino, Ricardo: “Sanar es también tarea de la iglesia”
(3) Himitian, Jorge: “Jesucristo es el Señor”
(4) Bonhoeffer, Dietrich: “Vida en comunidad”

Autor: MARA ELENA MAMARIAN DE PARTAMIAN
Fuente: compromisocristiano.com

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La Adoración en la vida del cristiano

miércoles, marzo 2nd, 2016

El ministerio de alabanza y adoración es para todos y no está reservado únicamente para los músicos y cantantes. De hecho la palabra “adoración” implica un significado que trasciende a la música. La primera referencia de adoración en las escrituras la encontramos en Génesis 22:5 cuando Abraham el patriarca de Israel le dice a su hijo Isaac: “Iremos hasta allí y adoraremos.” En su definición más sencilla, adoración significa “postrarse” ante Dios.

La música es un vehículo para la adoración y la alabanza. La primera referencia en las escrituras sobre la alabanza a través de la música esta en Éxodo 15:2 cuando Moisés dice: “El Señor es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré.”

Estamos diseñados para adorar. Dios creó al hombre y la mujer para tener comunión con El. El Rey David, salmista y adorador por excelencia escribió: “El Señor brinda su amistad a quienes le honran, y les da a conocer su pacto.” (Salmos 25:14).

Cada momento en nuestro día es una oportunidad para adorar. No tenemos que esperar a la reunión semanal o asistir a algún concierto para alabar al Señor. Podemos alabar y adorar a Dios en todo momento y en cualquier lugar donde nos encontremos. “Bendeciré al Señor en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.” (Salmos 34:1).

La adoración con entendimiento tiene poder. ¿Nos hemos puesto a pensar realmente a meditar en las palabras de aquello que cantamos? En la mayoría de las ocasiones, nos sorprenderíamos al saber el significado de las canciones que resuenan en nuestra mente o inclusive aquellas que cantamos con frecuencia. El Apóstol Pablo enseño en 1 Corintios 14:14“Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.”

Cada vez que nos reunimos cómo creyentes en el Señor es una oportunidad para alabarle y adorarle. Aunque podemos adorar al Señor de forma individual, existe un poder especial cuando nos reunimos a hacerlo de manera conjunta. En Salmos 22:22 dice: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos; En medio de la congregación te alabaré.” En Salmos 109:30 el Rey David declara: “Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca, Y en medio de muchos le alabaré.”

El Señor busca verdaderos adoradores. El Señor Jesús dijo: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad: porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.“ (Juan 4:23).

Fuente: visionyrestauracion.com

Pasajes bíblicos sobre la adoración a Dios

domingo, octubre 4th, 2015

Diferente a la alabanza, que es la expresión de admiración, la adoración a Dios tiene que ver con todo nuestro ser. Ciertamente la adoración incluye las alabanzas, meditaciones, oraciones y las ofrendas que ofrecemos a Dios en los servicios de la iglesia. Pero también es nuestra obediencia diaria al Señor, el deseo y esfuerzo de vivir en santidad, como nos relacionamos con los demás, nuestros valores, actos, pensamientos y nuestras palabras.

Es el rechazo voluntario de todo lo que Dios aborrece y la aceptación de todo lo que Dios es. En fin, la adoración es como un ser humano sirve y honra a Dios de corazón en todas las áreas de su vida. Me gusta decir que Dios escucha tu alabanza y ve tu adoración.

Para ayudarnos a entender un poco mejor este concepto, aquí esta una lista de pasajes bíblicos sobre la adoración a Dios.

Éxodo 20:1-7
«Dios habló y dijo todas estas palabras: «Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de la tierra de Egipto, donde vivías como esclavo. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso. Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación, pero trato con misericordia infinita a los que me aman y cumplen mis mandamientos. No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque yo, el Señor, no consideraré inocente al que tome en vano mi nombre.» (RVC)

1 Crónicas 16:29
«¡Dad a Jehová la honra debida a su nombre! Traed ofrenda y venid delante de él. ¡Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad! (RVR1995)

Salmos 1:1-2
«¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche!» (LBLA)

Salmos 7:17
«Daré gracias al Señor porque él es justo; cantaré alabanzas al nombre del Señor Altísimo.» (NTV)

Salmos 51:16-17
«Yo con gusto te ofrecería animales para ser sacrificados, pero eso no es lo que quieres; eso no te complace. Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente.» (TLA)

Isaías 1:10-17
«…No me sigan trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una abominación. Luna nueva, día de reposo, asambleas convocadas; ¡no soporto que con su adoración me ofendan! Yo aborrezco sus lunas nuevas y festividades; se me han vuelto una carga que estoy cansado de soportar. Cuando levantan sus manos, yo aparto de ustedes mis ojos; aunque multipliquen sus oraciones, no las escucharé, pues tienen las manos llenas de sangre. ¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal! ¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen la justicia y reprendan al opresor! ¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!» (NVI)

Juan 4:23-24
«Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren. Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren.» (RVR1995)

Hechos 2:42-47
«Todos los creyentes se dedicaban a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión fraternal, a participar juntos en las comidas (entre ellas la Cena del Señor), y a la oración. Un profundo temor reverente vino sobre todos ellos, y los apóstoles realizaban muchas señales milagrosas y maravillas. Todos los creyentes se reunían en un mismo lugar y compartían todo lo que tenían. Vendían sus propiedades y posesiones y compartían el dinero con aquellos en necesidad. Adoraban juntos en el templo cada día, se reunían en casas para la Cena del Señor y compartían sus comidas con gran gozo y generosidad, todo el tiempo alabando a Dios y disfrutando de la buena voluntad de toda la gente. Y cada día el Señor agregaba a esa comunidad cristiana los que iban siendo salvos.» (NTV)

Colosenses 3:16
«Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido.» (NTV)

Fuente: cristianos.about.com

El hogar cristiano, la alabanza y el gozo

lunes, agosto 31st, 2015

Imaginemos por un momento que nosotros vivimos en el tiempo en que ocurrió el milagro extraordinario que se narra en Hch. 3, cuando Pedro y Juan sanaron a un cojo en el nombre de Jesús a la entrada del templo de Jerusalén, y que nos presentamos en la casa de este hombre al día siguiente de haber sido sanado. ¿Cuál es el ambiente que esperaríamos encontrar en aquel hogar? Muy probablemente encontraremos un clima de asombro y gratitud, todo el mundo hablando del hecho tan sorprendente que ocurrió el día anterior; a cada vecino que llega, a cada familiar y conocido le cuentan la misma historia, una y otra vez.

Pero supongamos que visitamos esta casa 6 meses después, ¿qué deberíamos encontrar allí? Antes de responder esta pregunta, permítanme decirles lo que tal vez encontraríamos en muchos hogares. Ya pasó el tiempo del asombro, ya la gente se acostumbró al efecto inicial del milagro y todo volvió a la normalidad; ese gozo inicial, ese espíritu de gratitud y alabanza, ya se evaporó.

Ahora bien, ¿debería ser así? No necesariamente. Entendemos que la manifestación de alboroto que había al otro día de la sanidad haya variado en sus manifestaciones; pero se supone que este hombre y esta familia deberían conservar fresco en sus memorias lo que Dios hizo por ellos, y así mantener el mismo espíritu de gozo, gratitud y alabanza. Se supone que a medida que pasen los días este hombre descubrirá nuevas razones dentro de su nueva condición para seguir dando gracias a Dios y gozándose en lo que ha hecho por él. Ahora puede movilizarse por sí solo, salir a trabajar y no depender de la caridad pública. Cuando los amigos lo invitan a ir a caminar por ahí, y este hombre, que se pasó la vida entera confinado a ciertos lugares, de repente se ve posibilitado de salir aquí y allá, de ver cosas que nunca había visto, cada una de esas experiencias debe convertirse en motivos adicionales para seguir cultivando un espíritu agradecido y gozoso, un espíritu de alabanza y adoración.

Y si eso es así en el caso de un hombre que ha sido el recipiente de un milagro de sanidad, cuánto más en el caso de aquellos que han sido los recipientes de la obra redentora de Cristo.

Pensemos por un momento en lo que Cristo ha hecho por cada cristiano. Aquí tenemos a un pecador que no tenía ni idea de la terrible condición en que se encontraba, ni del infierno que le aguardaba al final de sus días. No sabe que él es un esclavo; que su padre espiritual, su amo y señor es el diablo, el enemigo de su alma que está procurando por todos los medios posibles de destruirlo por completo.

Este individuo está solo en el mundo, sin esperanza y sin Dios. Conoce gente, y tiene amigos, pero aun si tuviera la suerte de contar con amigos fieles, son seres humanos con sus limitaciones, con sus propios problemas. Y de repente entra en contacto con el evangelio, sus ojos son abiertos para ver su condición y lo que Cristo hizo para salvar a pecadores como él, se arrepiente de sus pecados y se convierte al Señor.

Y todo un universo de cosas nuevas se abre delante de sus ojos. Ahora sabe que fue escogido para salvación desde antes de la fundación del mundo, que todos sus pecados fueron perdonados porque Cristo, el Hijo de Dios, pagó su deuda completa muriendo como un criminal en una cruz. Ahora sabe que tiene un Padre en los cielos, amante, bueno, sabio, omnisciente, todopoderoso. Sabe que cuenta con un Salvador que ha prometido estar con él todos los días hasta el fin del mundo. Sabe que puede entrar al trono mismo de Dios cuantas veces quiera, y encontrar allí la gracia que necesita para el socorro oportuno.

Sabe que cuenta con un manual perfecto, las Sagradas Escrituras, a través del cual puede regir su vida en todos los aspectos: su relación con Dios, su vida familiar, laboral, etc. Y sobre todas las cosas, un libro a través del cual Dios mismo se le revela cada vez más profundamente. Ahora sabe cuál es el propósito de su existencia, su razón de vivir; sabe lo que le aguarda después de la muerte, de modo que puede vivir y morir con confianza porque su esperanza es ciertísima.

¿Cuál es el clima que debiera palparse en el hogar de este hombre? Sabemos que tendrá que enfrentar las dificultades y problemas de vivir en un mundo caído, él no vive en una burbuja de cristal; por momentos luchará con el desánimo y el abatimiento de espíritu, tiene luchas con sus propios pecados. Pero aun así permanece la pregunta, ¿cuál debiera ser el clima prevaleciente en el hogar de un hombre, de una mujer, que ha sido salvado por la gracia de Dios, que ha recibido todos los beneficios de la obra redentora de Cristo? ¿Cuál es la atmósfera que debe caracterizar ese hogar?

¿Debería ser un lugar lúgubre y sombrío, tenso, sin alegría? ¿O debería ser un lugar en el que, sin ser ligero y superficial, se perciba generalmente un clima de gozo, gratitud a Dios y alabanza? Dice en el Salmo 118:15: “Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos”. Dios espera que en la casa del justo se escuchen Sus alabanzas. No solo en el contexto más amplio de la adoración en el templo, sino también en el contexto más privado de la vida familiar.

Llama mi atención cómo en el libro de Deuteronomio Dios insiste una y otra vez en el hecho de que nos gocemos con nuestras familias en las bendiciones de Dios (Deut. 12:7, 12, 18; 14:26; 16:11, 14. El énfasis de estos textos no está en el deleite y el gozo individual del creyente en su comunión con Dios, sino más bien en una participación de ese gozo juntamente con los miembros de nuestra familia.

Sabemos que hay momentos en que atravesamos por períodos de crisis; toda familia conoce situaciones así, incluso momentos de tensión. La pregunta es, ¿cuál es el clima habitual de tu casa? ¿Es un lugar donde no son extrañas e infrecuentes las expresiones de gozo, gratitud y alabanza a Dios? ¿Es evidente para las personas que viven cerca de ti que en tu casa Dios es adorado?

No hay una sola cosa en este mundo que pueda llenar el corazón de más gozo y alegría que el hecho de estar cerca de Dios, vivir en comunión con Él y andar en Sus caminos. Dice el salmista en el Sal. 4:7: “Tu diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto”.

Los hombres del mundo se alegran en su prosperidad y, sin embargo, dice David a Dios: “El gozo que tú me das es mayor”. Nuestro gozo es mayor. Nada puede sustituir la alegría del creyente que se deleita en Dios. Y cuando somos seducidos a buscar ese deleite en otras cosas de este mundo, el resultado final será, sin duda alguna, tristeza y frustración (comp. Jer. 2:11-13).

Cristo vino a darnos vida, vida en abundancia; Él es la fuente de agua viva que calma nuestra sed; solo en Él podrán nuestras almas encontrar plena satisfacción, satisfacción que se expresa y acrecienta en nuestra adoración a Él.

© Por Sugel Michelén. Todo Pensamiento Cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

3 razones para alabar a Dios

lunes, agosto 17th, 2015

«…Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no te olvides de ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila…» Salmos 103:1-5

Cuando de alabanza se trata, rápidamente a nuestra mente llega la idea de una persona alzando las manos, levantando cánticos y dando palabras de elogio. hasta cierto punto es una idea acertada, pero cuando profundizamos en el verdadero significado de esta palabra, nos damos cuenta de que hay mucha tela que cortar en este tema.

La alabanza obtiene como lugar de origen el cielo. Fue creada por Dios y para Dios, la cual desde el principio de todos los tiempos la han utilizado los ángeles, querubines y serafines para expresar la soberanía y majestad de Dios.

En efectivo, la alabanza y adoración a Dios fue utilizada primeramente en el cielo frente al trono de Dios, pero se nos ha dado el privilegio a nosotros, es decir, los seres humanos, de poder participar de esa maravillosa bendición que es alabar a Dios. A través de este estudio bíblico titulado «Razones Para Alabar a Dios», usted entenderá mejor la importancia de alabar a Dios y se podrá interesar mas por participar de este acto tan solemne.

Alabanza es el acto de glorificar a Dios; de ensalzarlo y bendecirlo, especialmente con himnos, cánticos, música y danza (2 Crs. 7:6; Salmos 150).

La Biblia no nos da un patrón especifico para dar alabanza a Dios, pero nos da diferentes formas de exaltar su santo nombre; estas pueden ser a través de cánticos e himnos solemnes, aplausos, saltos, danzas, nuestros cuerpos, en fin las maneras en que podemos alabar a Dios son innumerables.

De algo si debemos asegurarnos, y es que nuestra alabanza debe ser genuina, con gozo, alegría y de una manera reverente, reconociendo así que Dios es digno de suprema alabanza, así lo dice Apocalipsis 4:11 «Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; por que tu creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen».

¿POR QUÉ ALABAR A DIOS?

A pesar de que este estudio se llama «Razones para alabar a Dios» (pues tenemos muchas) una razón muy importante y la mas imperativa de entender es que Dios es el creador de todas las cosas visibles e invisibles, pasadas, presentes y por venir en el cielo, en la tierra y aun debajo de la tierra «Cristo mismo (su hijo) es el creador de cuanto existe en los cielos y en la tierra de lo visible y de lo invisible, y de todos los seres que tienen poder, autoridad, y dominio; todo fue creado por medio de El y para El» (Col. 1:16 Versión Nueva Biblia al Día).

Esto quiere decir que cuando llegamos a la casa de Dios, debemos acercarnos con una disposición de dar gloria a quien gloria merece: Jehová Dios de los ejércitos. Como señalamos anteriormente no importa la manera en la que nosotros alabemos a Dios, no importa!!!!! Esta expresión debe traer como resultado final un sobrecogimiento de poder, amor y gracias de Dios para todos nosotros.

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA ALABANZA

A) LA ALABANZA DEBE SER ESPONTÁNEA

Al momento de alabar debemos primeramente entender que debemos hacerlo de una manera espontánea, es decir, tiene que salir de nuestro interior al nosotros reconocer que el único beneficiado en este acto es el ser humano mismo.

Es inconcebible la idea de que personas indoctas y sin educación ni ética alguna, traten de hacer que el pueblo de Dios o una congregación alabe y cante a Dios cuando en realidad el adorador(a) es quien tiene que tomar la iniciativa.

El salmista David pronuncia unas palabras importantísimas: » Alaba, alma mía, al Señor» (versión NBD), las cuales son dirigidas a si mismo. En ese momento posiblemente. De acuerdo a se intelecto humano no tenia alguna motivación o animo para hacerlo, pero llego como por dirección y manifestación divina la necesidad de alabar y quien mas digno de recibir esa alabanza que el pastor de los pastores del cual había expresado «Jehová es mi pastor: nada me faltará.

Así que la próxima vez que visite la casa de Dios debe asegurarse de ir con la libertad y disposición de darle alabanza a Dios desde el momento en que piense asistir a un nuevo servicio «vengan a las puertas de su templo; denle gracias y alábenlo!!.

B) LA ALABANZA DEBE SER GENUINA Y DE CORAZÓN

Al nosotros tomar la decisión de alabar a Dios, debemos tener en cuenta y asegurarnos de una cosa sumamente importante: A Dios se le da lo mejor.

Dios, mostrando su amor infinito por la humanidad; no se reservo nada de sus favores y misericordias dando así la máxima expresión de amor que jamás nadie anteriormente había hecho: una entrega no solamente de sacrificio, si no también de sufrimiento. El entrego su hijo amado interesándose tanto por la humanidad y su salvación (Juan 3:16).

Lo que pide Dios de nosotros es que lo amemos (esto incluye alabanza) con todo lo que somos, la Biblia dice «Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente». (RV 1960).

Es común hacer uso de la expresión «a la iglesia venimos a recibir» cosa que es una realidad, a pesar de eso el creyente debe entender que el primer objetivo de asistir a un servicio o alguna actividad con alusión a la adoración a Dios, debe ser el dar nuestra vida misma en honor a aquel a quien llamamos nuestro Eterno Rey.

El apóstol Pablo escribió lo siguiente en la carta a los Romanos 12:1 «… les ruego que cada uno de ustedes se entregue como sacrificio vivo y santo; este es el único sacrificio que al El (Dios) le agrada (versión Nueva Biblia al Día).

C) LA ALABANZA PRODUCE BENDICIÓN

Cuan bueno es alabar a Dios! Si bien es cierto, dijimos anteriormente que el propósito de alabar el nombre del Señor no es recibir, si no, darle honor y gloria; no podemos negar que en medio de de la alabanza se produce una apertura de favores y bendiciones.

Cuando un creyente irrumpe en alabanza se produce una transformación de la atmósfera natural y se traslada a lo sobre-natural, es decir, que cuando hemos dado una alabanza ESPONTÁNEA y una ENTREGA TOTAL; Dios abre la ventana de los cielos y derrama de su bendición y es su presencia la que se manifiesta a través de de esa exhibición directa de humillación.

Salmos 16:11 nos describe claramente lo que uno recibe al estar en su presencia » En tu presencia hay plenitud de gozo; y delicias a tu diestra para siempre».

Que bendición mas grande que sentir la presencia de Dios? No hay palabras suficientes para expresar esa sensación de gozo y alegría. En el libro de Samuel encontramos a David danzando y saltando como un corderillo, deleitándose de la unción que solo la presencia de Dios puede dar, Jesucristo mismo habló, de la presencia de Dios comparándola con ríos de agua viva, la cual representan corrientes de agua en constante movimiento, y nunca dejan de fluir.

Salmos 1:3 nos dice que todo el que se deleita en el Señor y su palabra será como árbol plantado junto a corrientes de agua que da su fruto abundante.

CONCLUSIÓN

La alabanza, al igual que nuestro alimento diario debe estar presente en cada uno de nuestros días. Que sean nuestro devociones diario los cánticos y las palabras que lleguen a la mas alta cúspide que es el trono de Dios. Cuando os encontremos en pruebas y dificultades, recordemos las palabras que expreso David: «Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser todo su nombre» Amen.

Fuente: Central de sermones

¿Qué impide una verdadera adoración?

lunes, mayo 13th, 2013

Evite las trampas que pone el enemigo para obstaculizar nuestra adoración a Dios.
El enemigo detesta que usted adore a Dios. Él quiere impedir que lo alabe. Por eso le va a hacer guerra en su cuerpo con enfermedades. Va a atacar su alma con pesadez y sufrimientos. Satanás va a atacar su mente con pensamientos de maldad, no sólo cuando esté despierto, sino también mientras duerme. La batalla no es sólo personal, sino también corporativa. Toda la Iglesia está en guerra.

¿Por qué se levanta esta guerra contra usted y el Cuerpo de Cristo? En la batalla, el enemigo trata de desviar su atención del llamado de Dios y de su visión para usted. No aparte los ojos de Jesús. Él lo va a liberar. La táctica de Satanás consiste en atacarlo con tanta intensidad que usted aparte los ojos de Jesús, aunque sea por un instante.

Recuerde que no sólo fue llamado al ministerio; también fue creado para adorar a Dios. Es posible que haya estado luchando en esta guerra, sin saber realmente el porqué. Tal vez se sienta como si lo estuvieran distrayendo continuamente para que no adorara a Dios como usted quisiera adorarlo. Quizá hasta se le haga difícil concentrarse en la adoración cuando llega ante el Señor, ya sea de forma corporativa con el Cuerpo de Cristo, o en sus momentos de adoración personal en su casa. Si usted está librando esta batalla en estos momentos, quiero que sepa que Dios lo va a liberar. Él va a poner de nuevo su cántico en el corazón de usted. Lo mejor que Dios tiene para usted se halla aún en el futuro, pero primero tendremos que hacer un poco de limpieza.

La adoración se halla en el núcleo mismo de aquello para lo cual fuimos creados. Dios lo diseñó a usted para que fuera un adorador. Él no quiere que usted se limite a apartar momentos de adoración como parte de su vida. Lo que quiere es que su vida entera se convierta en una adoración dirigida a Él.

La adoración no consiste en un culto en la iglesia, ni en cantar himnos. No la dirigen los cantores ni los instrumentos. Nunca se podrá convertir en una parte de la semana, o una hora del domingo, en las cuales usted hace una pausa en la vida para darle a Dios un tiempo y un dinero simbólicos. La adoración es el enfoque central de su vida que todo lo consume y nunca termina. Es su llamado como hijo de Dios. Es la orientación de su vida, que hace volver su rostro de las empresas y preocupaciones mundanas a Dios. La adoración es una vida totalmente consumida por un apasionado amor a Dios. Es una vida que besa continuamente el rostro de Dios.

Estrategias para adorar

En la tierra de la adoración hay algunos gigantes grandes contra los cuales hay que batallar. Dios le revelará los nombres de esos gigantes, y le dará los planes para que obtenga la victoria. Pero primero necesitamos decidir que vale la pena hacer la guerra por la adoración. Las batallas exigen gran energía y enfoque espiritual. Para salir de ellas victoriosos, no podemos entrar a ellas sin preparación. Necesitamos una estrategia para triunfar.

Nuestra estrategia comienza cuando comprendemos la clase de guerreros que somos. Pablo divide la humanidad en tres grupos: naturales, carnales y espirituales. «Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura…En cambio el espiritual juzga todas las cosas…De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo», (1 Co 2:14-15; 3:1). Aunque los corintios eran cristianos, no eran plenamente espirituales; no vivían en una obediencia total al Espíritu. Tampoco eran hombres naturales; gente que no conocía a Cristo. Eran cristianos carnales, que aún vivían en envidias y divisiones, como los que no son salvos.

El hombre natural. El hombre natural ha estado separado de Dios como consecuencia del pecado de Adán. No puede adorarlo, porque no tiene relación alguna con Él. Adora, pero no a Dios. Todos hemos sido creados para adorar. Hay quienes adoran a su trabajo, las personalidades del deporte, el dinero, los espectáculos, las personalidades de la televisión o alguna otra cosa. Para el hombre natural, Dios es «el que está allá arriba», pero carece de una relación personal con Él.

El hombre carnal. El hombre carnal ha sido redimido de la muerte eterna por medio de la fe en la sangre de Jesús. El Espíritu Santo ha venido a vivir en él, pero su carne, cuerpo y alma (mente, voluntad o emociones) lo gobiernan. No puede experimentar una adoración genuina, porque se halla atrapado en las cosas de este mundo. Su relación con Dios sólo es una parte más de su vida. Ha dividido el pastel de su vida en tajadas concretas de diferentes tamaños. Una de las tajadas es su trabajo. En muchos casos, ésta es la tajada mayor de todas. Otra puede ser el matrimonio y la familia. Otra puede ser la diversión, los pasatiempos o el descanso. Y otra es la iglesia y la adoración.

Para el hombre carnal, la adoración es algo que él hace; no algo que es. La adoración es una pequeña tajada de su vida. Tiene un lugar en la vida, pero no es la vida. Por eso, el hombre carnal adora en los cultos y en la iglesia, pero nunca adora en casa con su familia, o en el trabajo mientras labora para ganarse el sustento. O sea, que el hombre carnal considera la adoración como un deber necesario, cumplido por lo general en una o dos horas los domingos. Pregúntele al hombre carnal: «¿Ha adorado esta semana?» Su respuesta va a ser: «Claro que sí. Fui a la iglesia el domingo por la mañana».

El hombre espiritual. Pregúntele al hombre espiritual: «¿Ha adorado esta semana?» La respuesta va a ser muy distinta a la del hombre carnal. El hombre espiritual le va a decir: «Mi semana ha sido una adoración». Entonces, ¿quién es este hombre espiritual? El hombre espiritual es el que se somete por completo al Espíritu Santo. Es un hombre guiado por el Espíritu de Dios.

Puede adorar sin cesar, porque ha sometido su vida entera al Espíritu Santo para que la guíe. Tiene comunión de hijo con el Padre en todo cuanto hace y dice. «Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!», (Gl 4:6). Su anhelo de adorar al Padre es tan intenso el lunes por la mañana, como el domingo. Adora a Dios con tanta pasión en el trabajo y en su casa, como en un culto de la iglesia. En lugar de que una parte de su vida sea adoración, el hombre espiritual halla que toda su vida es adoración.

Las trampas del enemigo

Pablo nos advierte que estemos conscientes de las estratagemas del enemigo, «para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones», (2 Co 2:11). ¿Cuáles son las trampas que pone el enemigo para obstaculizar nuestra adoración, impedir que despegue nuestra alabanza y distraernos, de manera que no amemos a Dios de una forma total y apasionada?

La trampa del orgullo. El orgullo obstaculiza por completo y hace desaparecer la alabanza y la adoración verdaderas. La altivez es nuestro mayor impedimento en la adoración. Es sutil y levanta su fea cabeza cuando menos lo esperamos. Si usted no se cuida, hasta se puede llegar a sentir orgulloso de su humildad.

Si nos sentimos orgullosos de nuestros dones, haremos exhibición de ellos a fin de impresionar a los demás y revelar nuestro secreto deseo de ser aplaudidos. He aprendido mucho observando a otros que están en el ministerio. Por ejemplo, he estado en algunas iglesias donde la gente adoraba su propia adoración a Dios, en lugar de adorar al Dios.

Antes de su exilio, Lucifer dirigía la adoración en el cielo. Era el que más cerca caminaba del trono de Dios, hasta que se volvió orgulloso y quiso ocupar el lugar de Dios (lea Ez 28:14-15).

La trampa de la voluntad propia. La fea gemela del orgullo es la voluntad propia. En Isaías 14:12-14 Lucifer manifiesta esa voluntad: «Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono y en el monte del testimonio me sentaré, sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo».

No conjugue ninguno de estos verbos. Su orgullo y su voluntad propia van a tener por consecuencia una caída. Y ahora, clave los ojos en el escenario para ver el gran final; la caída: «Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo», (Is 14:15).

La trampa de la tradición. El hombre inventó la religión para mantener a Dios a una distancia segura. Los humanos sustituyeron la relación con Dios por su religión. Las tradiciones son las cosas que hacemos porque así las hemos recibido de otros. Los principios enseñados por hombres que no tienen sus raíces en la Palabra de Dios, son tradiciones de hombres. Una tradición de hombres enseña a la gente las formas de acercarse a Dios con religiosidad; formas que tienen la apariencia de ser adoración a Dios en el ambiente de una iglesia. Pero la adoración inventada por el hombre sólo es un servicio externo, y con frecuencia el corazón de las personas se halla muy lejos de Él.

La trampa del juicio. Los partidarios de una tradición son rápidos para juzgar y condenar a los partidarios de otra. La gente amiga de criticar siempre está sumergiendo a los que «no son como ellos» en malas noticias. La Palabra dice: «Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo», (Ro 2:1).

La trampa de un espíritu crítico. Es el hábito negativo de hallarles faltas a todas las cosas y a todas las personas. La adoración tiene que ver con las buenas nuevas; no con malas noticias. No nos debemos centrar en las malas noticias que son evidentes en la vida de los demás. Nos debemos centrar en las buenas nuevas de que todos nos estamos convirtiendo en nuevas criaturas en Cristo Jesús. Las críticas hacia otra persona no la van a cambiar. Las personas cambian en la presencia de Dios. En lugar de esto, lo que hay que hacer es orar para que entren en la presencia de Dios.

La trampa de la ignorancia. Hay una forma correcta y otra incorrecta de adorar a Dios. Una vez que hayamos oído la verdad, en realidad nuestra ignorancia ya no tendrá excusa. La falta del conocimiento espiritual para «adorar en verdad», no sólo nos aparta de la verdadera adoración, sino que con facilidad nos puede guiar a una adoración incorrecta que tiene efectos secundarios dañinos. En Oseas 4:6 leemos: «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento».

La trampa del espíritu religioso. La persona con un espíritu religioso se niega a tener en su vida la plenitud de Dios. Es ella quien quiere controlar a Dios, en lugar de someterle el control de todo a Él.

La adoración verdadera nos hace libres de la esclavitud a unas creencias torcidas y a un sistema religioso falso. Sólo cuando adoramos realmente a Dios, nuestro espíritu es liberado del cautiverio para volar hasta la presencia de Dios.

La trampa de la falta de perdón. Nuestra adoración se ve obstaculizada cuando nos mantenemos sin perdonar a alguien, tanto si la ofensa es real, como si es imaginaria. Para entrar en la presencia de Dios el perdón es imprescindible, no es algo optativo para el verdadero adorador, es un requisito. Jesús proclama que es necesario perdonar: «Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial», (Mt 6:14).

La trampa de las quejas. Las quejas siempre provocan la ira de Dios. Construyen una muralla de dudas y desconfianza entre nosotros y Su presencia. Se centran en un problema o una persona, en lugar de centrarse en Jesús.

La trampa del chisme. Decir chismes equivale a abandonar el hablar la verdad con amor. Al contrario; el chismoso cuenta todo lo que oye, sin preocuparle nunca a quién hiere, ni cuál es la verdad. Las Escrituras ordenan: «El que anda en chismes descubre el secreto; no te entremetas, pues, con el suelto de lengua», (Pr 20:19).

¿Es su deseo más profundo besar el rostro de Dios con una adoración verdadera? Si lo es, dé estos importantes pasos:

1. Confiese cuanto obstáculo levante un muro entre usted y el Dios viviente.
2. Pida la presencia de Dios para que lo haga más receptivo ante los cambios que Él quiere hacer en su vida.
3. Humíllese ante Dios y ante los demás.
4. Deseche las tradiciones de hombres.
5. En lugar de criticar, dé ánimo.
6. Arrepiéntase de su actitud de no perdonar y tome la decisión de perdonar siempre a los demás, aunque ellos no se arrepientan ni le pidan perdón.
7. Deje de quejarse y comience a alabar.
8. Niéguese a escuchar chismes o a contárselos a otros.
9. Ore así: Señor Jesús, libérame de todos los lazos y trampas del enemigo. Te doy gracias porque moriste por mí para hacerme libre, de manera que pudiera adorarte en espíritu y en verdad. Amén.

Fuente: Vida Cristiana

Características del Ministerio de Alabanza

martes, marzo 5th, 2013

Toda congregación necesita tener un ministerio de alabanza que sea motivo de bendición para sus miembros. Este artículo pretende ser una ayuda en la búsqueda de un buen ministerio de Alabanza, la lectura del mismo es recomendada tanto para músicos como para pastores.

Para iniciar veremos las características del ministerio musical establecido por David y poco a poco las iremos comparando con las realidades de los ministerios de alabanza latinoamericanos.

Quienes participaban en el ministerio musical eran personas preparadas para tal ministerio, según  los siguientes versículos.

Quenanías,  jefe de los levitas,  como experto que era,  dirigía el canto. (1Cr. 15:22 NVI)

Ellos eran en total doscientos ochenta y ocho,  incluyendo a sus demás compañeros,  y habían sido instruidos para cantarle al Señor. (1Cr. 25:7 NVI)

El hecho de que no cualquiera que quisiera podía participar de tal ministerio, da a entender la importancia que tenía el mismo; para participar del ministerio musical el aspirante tenía que llenar los siguientes requisitos:

1.    Pertenecer a la tribu de Leví, ya que ellos eran los escogidos  por Dios para ministrar delante de su presencia. Los levitas debían purificarse constantemente para poder estar delante de Dios; Es necesario que en la actualidad también nuestros músicos busquen mantenerse puros delante de Dios para poder ministrar en los servicios.

2.    Ser un buen músico o cantante. Cuando el anterior versículo habla de Quenanías dice “como experto que era” pero creo que la Reina Valera lo explica más claramente, veamos:

Y Quenanías, principal de los levitas en la música, fue puesto para dirigir el canto, porque era entendido en ello.  (1Cr. 15:22 RV1960)

Si Quenanías no hubiese sido entendido en el canto no hubiese sido el director del mismo, algo importante recordar al asignar nuestros dirigentes de alabanza es que deben tener conocimiento en el área musical.

3.    Estar instruido no solamente en el área musical sino también instruido “para cantarle al Señor”. Es interesante notar que había una preparación especial para cantarle a Dios, a Él no se le puede cantar como cuando se canta por cualquier otro motivo. ,

En Latinoamerica actualmente se ha presentado un fenómeno muy particular; los músicos cristianos han alcanzado muchas veces una mayor destreza en sus instrumentos que los músicos seculares.Y esto les ha abierto puertas en el mercado secular; entonces los vemos tocando en eventos seculares y luego en eventos cristianos.Si comparamos esta realidad con el hecho de que los levitas debían ser consagrados exclusivamente para el servicio de Dios, entonces estamos fallando; si tocamos el sábado en lo secular  y el domingo para adorar a Dios no podemos llamarnos  “consagrados” para Dios. (al final de este artículo se aborda este tema más detenidamente) Sin embargo no solo el hecho de tocar en lo secular nos hace fallar en la consagración, si un músico no toca en los secular  pero su estilo de vida no refleja un verdadero cristianismo también es una tremenda falla ponerlo a ministrar en el altar. Marcos Witt nos dice:

“Por mucho tiempo la gente en la iglesia le ha perdonado muchas cosas al músico, simplemente porque “canta bonito” o “toca bonito”. Mientras el músico siga teniendo esa clase de plataforma para cantar y tocar (porque es lo que realmente quiere), nunca tendrá la necesidad de confrontar sus malas actitudes.”[1]

Esta falta de consagración es una de las  principales debilidades de los músicos cristianos no solo en latinoamerica sino en el mundo entero. Es necesario que el liderazgo eclesial ocupe tiempo en instruir, pastorear, y consolidar la fe de los músicos; y específicamente instruirlos en el canto para Dios, así como lo hizo el rey David.

Otra característica importante del ministerio davídico es que estaba muy bien organizado.

Veamos los siguientes versículos:

Su padre los dirigía en el culto del templo del Señor,  cuando cantaban acompañados de címbalos,  liras y arpas.  Asaf,  Jedutún y Hemán estaban bajo las órdenes del rey. Ellos eran en total doscientos ochenta y ocho,  incluyendo a sus demás compañeros,  y habían sido instruidos para cantarle al Señor. Para asignarles sus turnos se echaron suertes,  sin hacer distinción entre menores y mayores,  ni entre maestros y discípulos. (1Cr. 25:6-8 NVI)

Los cuatro énfasis en los  anteriores  versículos son para distinguir  las palabras clave que dan a entender que era un ministerio organizado.

1.    “Los dirigía”  hace entender  que había un orden que seguir y una persona que lo indicaba, no era que cada quien hacía lo que mejor le parecía.

2.    “Bajo las órdenes del  rey”   habla de que había una jerarquía de autoridad que era respetada; esto es algo muy importante para que todo ministerio funcione bien.

3.    “Asignarles sus turnos”  indica que cada quién tendría asignado un momento para su servicio y estaría perfectamente enterado de cuando le correspondía.

4.    “maestros y discípulos”  nos indica que había una constante capacitación para los que participaban del ministerio.

Sería excelente tomar estos cuatro parámetros para comparar nuestros ministerios de alabanza y esforzarnos por que nuestro ministerio sea lo más parecido posible a éste.

Kevin Najarro quien es autor del libro “The complete worship leader”  titula uno de los temas de su libro de la siguiente forma:

“Orden, belleza y Adoración”.[2]

En dicho tema el plantea el ejemplo de una casa ordenada y una desordenada ¿Cuál será más bonita? ¿Cuál será más digna de presentarse como ofrenda de adoración para Dios? Pues obviamente la que está más ordenada. Entonces qué mejor que el ministerio de adoración sea ordenado en todos sus aspectos para poder presentarse hermoso delante de Dios.Tristemente en muchas iglesias latinas el orden en sus ministerios de alabanza no es precisamente su característica más sobresaliente; Los músicos fallan en su puntualidad, en llegar a los ensayos y en mantener una postura de respeto durante su participación; Incluso el altar donde están ministrando luce desordenado al momento de ministrar delante de la congregación; tienen un relajo de cables en exhibición  y estuches de instrumentos tirados por todos lados, en lugar de un lugar limpio y ordenado donde ministrar. Esta debilidad se puede corregir bastante cuando los músicos tienen un líder ejemplar en estas áreas.

Por otro lado, algunos ministerios de alabanza no planifican el tiempo de alabanza argumentando que serán guiados solamente por el Espíritu; y aunque en algunas ocasiones esto es posible  esta no es una regla que Dios haya establecido.Es mejor si se busca la guianza de Dios para preparar el  tiempo de alabanza  y estar sensibles durante el desarrollo del mismo por si el Espíritu Santo desea cambiar algo de lo que preparamos. Concluyamos este punto de la organización con el siguiente versículo.

Porque Dios no es un Dios de desorden sino de paz.  Como es costumbre en las congregaciones de los creyentes, (1Co. 14:33 NVI)

Otra característica interesante para mencionar es que estos músicos estaban dedicados a su ministerio constantemente, veamos el siguiente pasaje.

También había cantores que eran jefes de familias patriarcales de los levitas,  los cuales vivían en las habitaciones del templo.  Éstos estaban exentos de cualquier otro servicio,  porque de día y de noche tenían que ocuparse de su ministerio. (1Ch 9:33 NVI)

Estos músicos tenían cubiertas sus necesidades de alimentación, vestido y techo bajo el cual dormir. En latinoamerica la mayoría de los músicos cristianos desempeñan otras actividades para su sustento y sirven a Dios por medio de la música en los servicios de la iglesia.Cuando un músico decide dedicarse de lleno a la música para Dios se da cuenta de que no tendrá suficiente dinero para vivir, son minoría los músicos que pueden vivir del ministerio de alabanza en nuestros países latinos.Esto les ha servido de justificación a muchos músicos para trabajar en lo secular, aduciendo que su profesión es músico y si otros pueden ser médicos o Ingenieros y trabajar en lo secular para obtener su sustento, ellos también.

Para que un grupo musical cristiano pueda vivir del ministerio tiene que poner tarifas para ir a ministrar ya que si van solo confiando en recibir una buena ofrenda monetaria, muchas veces no alcanzará ni para cubrir los gastos de transportación del grupo completo (hablo por experiencia propia). Pero el poner tarifa genera que otro grupo de personas los juzgue por “lucrar con el ministerio”.

Aún falta mucho para poder resolver éste problema del sustento del músico cristiano; el objetivo de este artículo es solo dejar en claro que existe este problema y que necesita ser profundamente analizado para buscarle soluciones.Ya que han sido muchos los músicos cristianos que han acabado con grandes problemas económicos y/o espirituales por no recibir una adecuada orientación a este respecto.  Espero que los temas tratados en este artículo puedan ser motivo de reflexión y bendición para tu vida. Bendiciones siempre!!

Fuente: Bless Ministries

El corazón de la genuina alabanza

miércoles, mayo 16th, 2012

La adoración ha sido un  tema de énfasis de los últimos años. La Biblia sin embargo habla de la importancia de la adoración a Dios como un tema central.

Muchas veces se ha visto en asuntos de adoración y alabanza como una  lucha experimentada entre el modelo viejo y los modelos nuevos. Entendiéndose como modelo Viejo, el uso de los libros de himnos tradicionales y el Modelo Nuevo los cantos contemporáneos.

Muchos,  quienes dirigen hoy los modelos contemporáneos,  dicen que ellos están en una Renovación de Adoración.

¿Qué  habla la Biblia acerca de adoración? El verdadero corazón de la genuina adoración se encuentra en muchos pasajes de la Biblia, pero uno de mis favoritos pasajes es el Salmo 100.

El salmo 100 es considerado como una profecía e incluso como una oración acerca de la ocasión cuando todos los pueblos conocerán que el Señor es Dios. Y en medio de ese salmo sobresale el aspecto de la genuina adoración.

El tema de la alabanza y la adoración y lo que nos motiva a hacerlo es algo importante.   Conocer lo que Dios es en sí mismo y lo que él es en relación a nosotros. Considerar esto y aplicarlo es algo muy serio y vital en la adoración.

Este salmo es un llamado a toda la tierra para adorar al Señor.  El llamado va mucho más allá de los estrechos límites de Israel y se extiende hacia los gentiles.  La adoración no pertenece a una sola nación ni tiene características de una sola nación. La adoración no estaba ni está confinada a un solo pueblo.

Este es un salmo muy simple y sencillo, porque el tema del cual habla:  Es La adoración como algo simple y sencillo.

Esta gema poética es una pieza clave para la vida espiritual exitosa.

La estructura del salmo es tan sencilla como esto:

Primer llamado a la adoración.  V.1,2
Por qué Dios debería ser adorado. V 3.
Segundo llamado a la adoración.  V
Por qué Dios debería ser adorado.  V 5.

Veamos este hermoso Salmo:

“Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo.  Reconoced que Jehová es Dios él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias por sus atrios con alabanza   ¡Alabadlo, bendecid su nombre!, porque Jehová es bueno para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones”.
Salmo 100.

SIETE IMPERATIVOS QUE NOS IMPULSAN A LA GENUINA ADORACIÓN.

En el Salmo 100 encontramos siete imperativos. Estos siete imperativos tienen claros significados. Veamos estos siete Imperativos:

1.- Primer Imperativo: CANTAD…. ALEGRES

Palabra Hebrea: ruwa’ roo-ah’.
Esta palabra en hebreo significa: Gritar, Levantar el volumen del sonido. Clamor o alarma de guerra.
Sonido de marcha. Grito de triunfo sobre los enemigos. Gritar acompañado de aplausos.  Gritar con impulso religioso. Gritar con gozo y jubilo.

La genuina adoración está llena de júbilo y alegría.  El cristianismo no es una religión muerta y vacía mas es una comunidad llena de alegría y entusiasmo.  Dios vive y en medio nuestro opera como el fuerte, poderoso en batalla y conquistador de la muerte.

¿A Quién se adora de esa manera?  A  Dios.  El Eterno..El único

Muchas religiones presentan a un Dios disgustado, con cara de tirano o un Dios lejano y difícil de encontrar.  La vida Cristiana nos presenta al Dios vivo y cercano a quién podemos adorar con libertad y entusiasmo.
¿Quienes? Habitantes de toda la tierra.  Toda la tierra le pertenece y toda ella necesita cantarle.

La Adoración a  Dios no está limitada a un solo pueblo ni a una sola nación. Todos los habitantes de la tierra estamos invitados y la Biblia nos presenta un grupo de adoradores en el libro de Apocalipsis que esta integrado con gente de todas las lenguas, tribus y naciones.

2.-  Segundo Imperativo: SERVID…

Palabra hebrea: ‘abad aw-bad’.
Esta palabra significa: Servir.  Laborar.  Hacer una obra. Trabajar para otro. Hacerse uno mismo un siervo.

La adoración está íntimamente ligada con servicio.   Jesús lo declaró en la tentación en el desierto cuando le dijo a Satanás.  “Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo servirás”.  Servicio viene como consecuencia directa de una vida de adoración.   No se puede concebir un pueblo que sólo adora, canta y se goza pero que no quiere trabajar.  Adoración y servicio están tomadas de la mano.

…CON ALEGRÍA:
Palabra Hebrea: simchah sim-khaw’
Y esta palabra significa: Gozo, Placer. Gozo de Dios-  Felicidad.

El servicio que nace de la adoración es un servicio impregnado de alegría.  Un servicio que nace de un corazón meramente impregnado de lo humano pronto perderá la alegría.  La alegría es el fuego que mantiene encendidos los motores del servicio  a Dios.

3.- Tercer Imperativo es:  VENID…

Palabra Hebrea: bow’ bo.
Esta palabra quiere decir: Venir.  Entrar. Ir. Ser enumerado. Ser introducido.

Llegar ante el Señor es un paso de profunda comunión.  Somos introducidos y llegamos no por nuestra fuerza, el Espíritu Santo opera en nosotros y nos conduce ante el Señor.  Venimos por que el Espíritu nos toma , somos introducidos por él y formamos parte de un grupo enumerado, uno solo que falte será notada su ausencia.

…ANTE SU PRESENCIA:
Palabra Hebrea: paniym paw-neem’ . Esta palabra significa:
Cara a Cara. Estar ante una persona. Estar frente a:

La presencia de Dios es la experiencia más importante que nosotros podemos tener.  Estar en su presencia es encontrarnos cara a cara con su rostro.

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado y BUSCAREN MI ROSTRO.                        II Crónicas 7:14

Buscar el rostro del Señor es estar en su presencia.  Estar frente a Dios. Somos urgidos a buscar su rostro y encontrarnos cara a cara en su presencia.  Su presencia nos transforma y no somos los mismos cuando llegamos a su presencia.

…CON REGOCIJO:
Palabra Hebrea: r@nanah ren-aw-naw’,
Esta palabra hebrea quiere decir: Gritar con Gozo, Regocijo , grito de gozo , explosión del alma y efervescencia de espíritu es el resultado de estar en la presencia del Señor.

Nuestras tristezas se caen, nuestros dolores se desintegran, nuestros resentimientos se desvanecen y nuestros odios se despedazan para dar paso triunfante a un regocijo infinito y un gozo indescriptible que termina afectando toda mi existencia.

4.-   Cuarto Imperativo: RECONOCED…

Palabra Hebrea: yada’ yaw-dah’.
Esta palabra quiere decir: Conocer.  Aprender a Conocer. Percibir y ver. Descubrir y discernir. Discriminar y distinguir. Conocer por experiencia. Conocer una persona íntimamente.  Tener revelación. Estar Instruido.

Este es el corazón del Salmo y la médula de la genuina adoración.  Este imperativo está en medio de tres y tres.  Sin este corazón y esta médula no hay genuina adoración.

¿QUE HAY QUE RECONOCER?

1.- Que el Señor es Dios.

“Reconocerlo como Dios determina mi pequeñez e impotencia espiritual ante las exigencias del presente y la incertidumbre del más allá”.

2.- Es nuestro Creador.

“Reconocerlo como Creador determina mi entendimiento acerca de no bastarme a mi mismo y saber que si él me creó lo hizo con un propósito que debo conocer y vivir para ese propósito”.

3.- Es nuestro Señor y dueño.

“Reconocerlo como Señor y Dueño determina mi seguridad de que no puedo vivir como quiero.  Todo lo que soy y todo lo que tengo pertenecen a él.  No soy dueño de mi mismo y él quiere ejerce su señorío sobre mi en todas las áreas de mi vida”.

4.- Es nuestro Pastor.

“Reconocerlo como pastor determina mi reconocimiento de su dirección, su reprensión, su guianza y todo el proceso de formación total de mi vida, aunque a veces esto me  duela y no lo entienda”.

5.-  Quinto Imperativo es: ENTRAD…

Palabra Hebrea: bow’ bo. La misma de Venid .
POR SUS PUERTAS:  Palabra hebrea: sha’ar shah’-ar.
Esta palabra significa: Puerta como lugar de entrada. Lugar de reunión pública. Ciudad . Castillo Real.  Templo. Cielo.

Cuando llego y entro soy introducido ante su propio palacio y no llego como un advenedizo sino como un hijo, el cual puede entrar con la seguridad de jamás ser echado o ignorado.  Mi Padre es el Rey  y con seguridad puedo entrar.

… CON ACCIÓN DE GRACIAS:
Palabra Hebrea: towdah to-daw’.
Esta palabra significa: Confesión de agradecimiento.  Dar alabanzas a Dios. Dar gracias con cantos litúrgicos de adoración. Agradecimiento con coros y procesión.

Entro al palacio como hijo pero con un corazón agradecido, dando alabanzas a él , entonando para él, el canto más precioso que un ser humano puede entonar.  Canto de redención en expresión sublime de agradecimiento.

…POR SUS ATRIOS:
Palabra Hebrea.: chatser khaw-tsare’ .
Y esta palabra significa: El lugar de residencia de un soberano o dignatario.  Palacio o mansión real. Reunión formal presidida por un soberano.

La residencia del soberano es mi residencia sólo adquirida por su gracia y bondad.  Y en la eternidad Jesús ha prometido que mi residencia será en los mismos atrios de Dios.

“Me iré y os prepararé moradas para vosotros.  En la Casa de mi Padre muchas moradas hay,  voy pues a preparar lugar para vosotros”.

…CON ALABANZA:
Palabra Hebrea: t@hillah teh-hil-law’.
Esta Palabra significa: Canto o himno de alabanza. Acto de alabanza pública. Reconocer la fama y la gloria de alguien.

La Casa del Padre es mi casa , y esa casa es casa de alabanza donde los himnos se elevan como incienso agradable y los actos públicos de alabanza se exteriorizan sin inhibiciones para reconocer la fama y la gloria de aquel quien vive para siempre”.

6.- Sexto Imperativo: ALABADLE…

Palabra hebrea: yadah yaw-daw’.
Esta Palabra en hebreo significa: Lanzar, impulsar. Lanzar flechas.  Dar gracias con emoción.

“Las alabanzas se lanzan como proyectiles benditos y flechas doradas no para matar sino para pegar en el blanco”.

7.- Sétimo y último imperativo es: BENDECID…

Palabra Hebrea: barak baw-rak’.
Esta palabra significa:  Bendecir de rodillas. Adorar.

“La alabanza y la adoración comienza con gritos de júbilo y alegría, explosiones de gozo y manifestaciones públicas de reconocimiento pero termina con una actitud humilde de rodillas y reconociendo que por encima de todo él sigue siendo el Rey y el Soberano y ante su presencia majestuosa quedo de rodillas ahora en silencio llorando de felicidad y sollozando de extremo gozo porque mi vida ahora tiene sentido”

¿Es la adoración que ofrezco a él una genuina  Adoración o es sólo el producto de la euforia colectiva que me contagia?

Tiene mi adoración, a él, la Médula y el corazón del verso 3 del Salmo 100 o sólo tiene las tapas del sándwich  pero sin la sustancia que da sabor.

Adoración es la expresión más sublime de mi acercamiento a Dios y del acercamiento de Dios a mi.  Vamos a adorarlo en espíritu y en verdad.

Que nuestra vida sea un genuina adoración diaria al Dios Único y Poderoso.

Dr. Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com

Adoración Cristiana: «Más que todo»

miércoles, agosto 24th, 2011

Adoración Cristiana – Más Que Música
La adoración cristiana es a menudo vista como la parte musical del servicio en la iglesia – gente cantando canciones a Dios, con la cabeza hacia atrás, los ojos cerrados, y las manos levantadas mientras cantan. La adoración cristiana sucede cuando cantamos a Dios, sea en una iglesia o solos – en nuestro auto o en la ducha. Es adoración, si nuestro deseo es agradar al corazón de Dios, sin importar el sitio ni cuántos estén involucrados. (más…)