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La Adoración en la vida del cristiano

miércoles, marzo 2nd, 2016

El ministerio de alabanza y adoración es para todos y no está reservado únicamente para los músicos y cantantes. De hecho la palabra “adoración” implica un significado que trasciende a la música. La primera referencia de adoración en las escrituras la encontramos en Génesis 22:5 cuando Abraham el patriarca de Israel le dice a su hijo Isaac: “Iremos hasta allí y adoraremos.” En su definición más sencilla, adoración significa “postrarse” ante Dios.

La música es un vehículo para la adoración y la alabanza. La primera referencia en las escrituras sobre la alabanza a través de la música esta en Éxodo 15:2 cuando Moisés dice: “El Señor es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré.”

Estamos diseñados para adorar. Dios creó al hombre y la mujer para tener comunión con El. El Rey David, salmista y adorador por excelencia escribió: “El Señor brinda su amistad a quienes le honran, y les da a conocer su pacto.” (Salmos 25:14).

Cada momento en nuestro día es una oportunidad para adorar. No tenemos que esperar a la reunión semanal o asistir a algún concierto para alabar al Señor. Podemos alabar y adorar a Dios en todo momento y en cualquier lugar donde nos encontremos. “Bendeciré al Señor en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.” (Salmos 34:1).

La adoración con entendimiento tiene poder. ¿Nos hemos puesto a pensar realmente a meditar en las palabras de aquello que cantamos? En la mayoría de las ocasiones, nos sorprenderíamos al saber el significado de las canciones que resuenan en nuestra mente o inclusive aquellas que cantamos con frecuencia. El Apóstol Pablo enseño en 1 Corintios 14:14“Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.”

Cada vez que nos reunimos cómo creyentes en el Señor es una oportunidad para alabarle y adorarle. Aunque podemos adorar al Señor de forma individual, existe un poder especial cuando nos reunimos a hacerlo de manera conjunta. En Salmos 22:22 dice: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos; En medio de la congregación te alabaré.” En Salmos 109:30 el Rey David declara: “Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca, Y en medio de muchos le alabaré.”

El Señor busca verdaderos adoradores. El Señor Jesús dijo: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad: porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.“ (Juan 4:23).

Fuente: visionyrestauracion.com

10 pasos para elaborar un sermón efectivo. Parte I

jueves, noviembre 5th, 2015

Introducción:

A. ¿Qué es la predicación?

1. “La predicación es la comunicación de la verdad por un hombre a los hombres”.

2. “La predicación es la presentación de la verdad a través de la personalidad” (El Sermón Eficaz, Pág.19,20).

B. Todo predicador y maestro debe querer mejorar su predicación.  A continuación, veamos tres razones porque debemos desear mejorar nuestra predicación:

1. Porque son muy pocos los que saben predicar bien.  “Pocos de los sermones que se predica cada semana en el mundo, son realmente buenos, pero esto no nos excusa ni debe desanimarnos; debemos predicar lo mejor que nos sea posible, esforzándonos para llegar a la excelencia” (Tratado sobre la predicación, 22).

2. Porque la predicación es el medio que Dios ha seleccionado para comunicar el mensaje de salvación y debemos predicarlo en la mejor manera posible.  “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Co.1:21).

3. Porque la predicación mal hecha ha causado que muchas personas  pierdan su alma.

C. Razones por las cuales copiar sermones y bosquejos es mal   costumbre:

1. Porque un sermón hecho personalmente sale mejor que un sermón copiado de un libro de bosquejos.

2. Porque el predicador debe saber estudiar la Biblia por sí solo.

I. Paso Uno: Seleccione un Tema.

A. “Definamos el tema como la materia de que se trata en el sermón; la idea central del sermón; el asunto presentado en el sermón” (El Sermón Eficaz, 95). El tema consiste de una sola palabra y nos explica cuál es el asunto general o básico del sermón.

B. Cómo escoger un Tema adecuado para los oyentes

1. Escoja un tema que la congregación necesita escuchar.

a. “El predicador tiene que descubrir las necesidades espirituales, los conflictos, y los problemas de los miembros a quienes predica” (Preaching: Man and Method, 54).

b. Las necesidades espirituales de la persona son muchas; por lo tanto no debe ser difícil hallar un tema apropiado para su sermón.

2. Escoja un tema que usted mismo necesita y que a usted le interesa.  A veces las dificultades que usted tenga pueden ser las mismas que tengan los miembros.

II. Paso Dos: Desarrolle el Título

A. El título es el nombre del sermón.

1. “El título es el nombre que se le da al sermón, o sea el encabezamiento” (El Sermón Eficaz, 96).

2. “El título es una frase que encierra el tema, pero tiene como propósito llamar la atención e interesar a la gente en lo que se va a presentar” (La Escalera de la Predicación, 29).

B. Funciones del Título:

1. El título limita el tema.  El tema es tan general que es necesario especificarlo.  Por caso, el tema “Iglesia”, puede ser convertido en un título tal como “El Establecimiento de la Iglesia”.

2. El título de un bosquejo debe ser interesante y atractivo.

a. No debe ser un título largo, porque ellos aburren y son difíciles de recordar.  “Además un buen título será breve.  Por regla general no debe contener más de cuatro o cinco términos importantes” (El Sermón Eficaz, 96)

b. Debe ser un título que despierta interés en el tema y debe causar en los oyentes el deseo de oír el sermón.

C. Diferentes clases de título

1. Títulos con una o dos palabras importantes.  Por ejemplo, en el título “El Sufrimiento de Jesús” las palabras “Sufrimiento” y “Jesús” son importantes.

2. Títulos que son mandatos.  Por ejemplo, en el título “Ama a tu Prójimo”, nos es mandado que amemos al prójimo.

3. Títulos que hacen preguntas.  En el título “Por Qué Debemos Orar?” nos están haciendo una pregunta.

4. Títulos que sólo hacen declaraciones.  En el título “La Obediencia es Mandada”, sólo nos están declarando un hecho.

III. Paso Tres: Identifique el Propósito

A. La Definición del propósito:

1. El propósito es la meta que usted desea alcanzar con su sermón.

2. El sermón sin propósito escrito es como una flecha disparada al aire, sin puntería.

B. La Importancia del Propósito. “Cada Sermón debe tener a la vista una meta clara.  Antes de sentarse a preparar su discurso, el predicador debe preguntarse a sí mismo: ¿Cuál es mi propósito en este sermón?  Y no debe dar un solo paso más sino hasta haber formulado en su mente una contestación definida a esta pregunta” (El Sermón Eficaz, 57).

C. Es indispensable escribir el propósito de su sermón.

1.”Para cada sermón que el predicador prepara, debe haber un propósito escrito que sea claro y conciso” (Preaching: Man and Method, Pág.75).

2. “Formulemos con claridad el fin que perseguimos.  Empuñemos la pluma y para desterrar todo peligro de ambigüedad, notemos en el papel cual es nuestro propósito” (El Sermón Eficaz, 57).

3. “A la cabeza de su borrador puede escribir este propósito” (La Preparación de Sermones Bíblicos, 112).

D. La Función del propósito.  El propósito es para que el predicador sepa claramente lo que quiere lograr con el sermón que va a presentar.

E. El Propósito tiene que empezar con la palabra, “Quiero”.

IV. Paso Cuatro: Haga la Pregunta Principal.

A. La pregunta principal es la interrogante que el sermón debe contestar.

B. La pregunta principal siempre debe empezar con una de estas palabras: ¿qué, cuándo, dónde, por qué, quién, cómo, cuál?

C. La pregunta principal no se debe escribir en la pizarra, sino solamente en su sermón.

V. Paso Cinco: Elabore los Puntos Mayores

A. Los puntos mayores son respuestas a la pregunta principal. Por ejemplo si la pregunta principal es: “¿Para qué es el bautismo?”, entonces los puntos mayores deben ser las respuestas a esta pregunta.

B. A continuación, veamos los puntos mayores de un sermón llamado “Ofrendas Que Cuestan” y su pregunta principal: ¿Qué son algunas ofrendas que nos cuestan?:  I. El Dinero que damos a Dios y a los demás. II. El Tiempo que apartamos para leer la Biblia, para ir al  culto, y para orar diariamente. III. La Relación que perdemos con nuestros amigos y parientes, cuando nos hacemos cristianos.

Fuente: www.iglesiadecristo.org

Noviazgo con no cristianos. Parte II

miércoles, noviembre 4th, 2015

II.SI DECIDES SALIR CON ÉL O ELLA

Si has tomado la decisión de salir (vuelvo a insistir, no de comprometerte o casarTe, lo cual, creo que es contrario a aquello que nos enseña la Biblia) o ya estás saliendo con una persona no cristiana, es muy importante que tengas en cuenta algunos aspectos básicos que me gustaría comentar contigo de forma más extensa.

A.La importancia de contrapesos que equilibren tu relación sentimental

Durante la etapa del enamoramiento se produce, con demasiada frecuencia, una pérdida de la objetividad por parte de la persona enamorada. El enamoramiento ha sido definido como una respuesta emocional a la imagen que nos hemos creado de la otra persona. El enamorado, por decirlo de otra manera, no ve la realidad, ve más bien aquello que desea ver. El enamorado proyecta sobre su pareja una imagen irreal, mezcla de sus deseos, ilusiones y esperanzas y, consecuentemente, se relaciona con la misma y no siempre con la realidad.

El enamorado no ve, o más bien, no desea ver, la realidad. Los defectos, las primeras y claras evidencias de que el amado o la amada no son como ellos creían son reprimidos, justificadas y sublimadas. Con una ilusión, en ocasiones rayana en lo infantil, la persona enamorada desea creerse que todos los posibles problemas se arreglarán como en un mágico cuento de hadas. De nuevo, es preciso afirmar que el enamorado no ve la realidad, tan sólo, en muchas ocasiones ve aquello que su ilusión, su esperanza, sus sentimientos desean ver.

No es una barbaridad afirmar que durante el enamoramiento se produce una pérdida notable de la capacidad de ser objetivo. Se da el caso, de que en una determinada relación, todas las personas que la rodean, pero no están involucradas emocionalmente, son capaces de ver y valorar cosas, situaciones, conductas, actitudes, que los novios no son capaces de ver, o no desean ver. Rara vez los consejos, advertencias, avisos y valoraciones externas sirven para algo, especialmente si uno de los enamorados cierra sus ojos ante la realidad y se empeña en ver aquello que desea ver.

Otro de los aspectos que hacen necesario el tener unos buenos contrapesos que equilibren nuestra relación sentimental es la vinculación emocional que se produce con aquella persona que estamos saliendo. Mi experiencia pastoral me ha permitido observar que, con gran frecuencia, la persona cristiana es consciente de su auténtica situación. No es extraño que se llegue a un punto en la relación en que el creyente reconozca que las cosas no van bien, que la persona con la que está saliendo no manifiesta ningún interés por el evangelio, o incluso, es abiertamente contraria. El cristiano puede llegar al punto de ser consciente que aquella relación, de continuar, tendrá serias implicaciones para su relación personal con el Señor, sin embargo, la vinculación emocional se ha hecho tan grande, que hace doloroso el mero hecho de pensar en romper la misma.

Llegados a este punto, el creyente puede entrar en una auténtica batalla emocional. Por un lado, será consciente de aquello que Dios espera de Él, una conciencia, que con frecuencia va en aumento. Por otra parte, su vinculación emocional y afectiva le producirá un gran dolor al pensar y plantearse la posibilidad o necesidad de una ruptura. Situaciones de este tipo se resuelven de maneras muy variadas. En ocasiones, el cristiano romperá su relación con Dios, de esa manera, pretenderá acallar la voz del Espíritu Santo que redarguye su corazón. Otras veces, el creyente romperá la relación emocional, no sin un profundo dolor y sentimiento de pérdida.

Creo que la vinculación más peligrosa que se puede establecer entre una persona cristiana y una que no lo es, es aquella vinculación que está basada en el sexo. Si la pareja tiene relaciones sexuales, sea con coito incluido, o sin él, la fuerza de la atracción sexual hará mucho más difícil, si no imposible, el romper dicha relación. Acostumbra a pasar que las parejas que han incluido el sexo en su relación previa al matrimonio, vean como éste desplaza el resto de las áreas que deben desarrollar como futuro matrimonio. La comunicación emocional, intelectual y espiritual, mucho más costosas y laboriosas en su desarrollo y construcción, quedan totalmente desplazadas por el vínculo sexual, mucho más gratificante, fácil de practicar y fácil de enmascarar como un intercambio emocional.

Aquellos creyentes que estén saliendo con una persona no cristiana y tengan relaciones sexuales, bien sea por propia iniciativa, o por ceder a las presiones de la otra persona, entran en una dinámica peligrosa. Esta, no solamente les causará dolor y efectos emocionales, sino que, además, hará mucho más difícil la ruptura de la relación, incluso, aunque el cristiano haya llegado a una clara comprensión de la necesidad de hacerlo. El sexo es una trampa que atrapa en sus redes.

B.Tres contrapesos básicos

Quisiera en este apartado poder compartir con el lector los que considero deberían ser tres contrapesos básicos a desarrollar cuando se tiene una relación con una persona no cristiana.

El primero de ellos sería tener los límites claros. Al decir los límites me refiero a tener decidido si el matrimonio con una persona no cristiana es una opción válida o no para el creyente. Ya hemos hablado lo que la Biblia enseña al respecto, ahora bien, cada persona ha de decidir si va a vivir bajo el consejo de la Palabra de Dios. Todo creyente ha de tener claramente establecido si la fe cristiana es una cualidad no negociable a la hora de plantearse la relación con una persona de cara a un posible matrimonio.

Además, los límites han de establecerse en frío, es una decisión que debe tomarse antes de comenzar ningún tipo de relación. Es una decisión que debe estar establecida antes de que el enamoramiento empañe nuestra capacidad para tomar decisiones sabias y equilibradas.

Si para nosotros es un aspecto no negociable que nuestro futuro cónyuge sea creyente, debemos verbalizar claramente nuestros límites y expectativas a la persona con la que pretendemos establecer una relación. Esta, tiene el derecho y la necesidad de entender cuál es nuestra perspectiva de la vida y cuáles son las exigencias que esperamos de alguien con quien deseamos plantearnos un proyecto de vida en común.

No debemos engañarnos al respecto, también la persona no creyente tiene sus expectativas, sean estas conscientes o no conscientes, las verbalice o no las verbalice. Sus expectativas están ahí, y serán las que decidan y determinen que nos acepte o no como la persona con la que construir un futuro común.

Desgraciadamente, para muchos creyentes la fe no forma parte de sus no negociables. Su relación personal con Dios es moneda de cambio y puede ser sacrificada por un muchacho inteligente, una muchacha hermosa o una persona que realmente satisfaga sus necesidades emocionales.

Existen jóvenes que nunca se plantearían un proyecto de vida en común con alguno de distinto color de piel, alguien que estuviera imposibilitado físicamente, o alguien que no tuviera su nivel social. De entrada, son opciones descartadas que ni siquiera se plantean. Ahora bien, están abiertos a un proyecto de vida en común con alguien no cristiano, la fe no es para ellos un requisito sine qua non, dicho en castellano llano y claro, no es una cláusula indispensable del contrato. El lugar que la fe ocupe en el perfil del tipo de persona que busquemos dice mucho de la importancia que ocupa en nuestras propia vida y experiencia.

Si el creyente tiene claramente establecidos sus límites antes de comenzar una relación y los ha anunciado con claridad a la persona no cristiana, puede ahorrarse muchos problemas futuros y hacer más fácil la ruptura si esta fuera necesaria.

El segundo contrapeso es tener una estructura de dependencia mutua. En el idioma inglés existe una palabra que expresa esta idea con más claridad, se trata de la palabra accountability. La idea que quiero expresar es que toda persona que se arriesgue a comenzar a salir con un no creyente necesita tener cerca una persona o personas que puedan actuar de contrapeso en su vida.

Se trata de alguien a quien nosotros, libremente, damos autoridad para supervisar nuestra vida. Esta autoridad llevará a dicha persona a hacernos las preguntas difíciles, darnos la perspectiva correcta en los momentos en que hemos perdido la objetividad, indicarnos cómo ve las cosas desde el exterior y sin la vinculación emocional que nosotros podemos llegar a tener al salir con alguien no cristiano.

Necesitamos alguien que tenga el valor y la autoridad delegada por nuestra parte para confrontarnos con la verdad y la realidad. Sin duda, no es una tarea fácil para aquella persona que debe hacerlo, tampoco lo será para nosotros el vernos confrontados con una realidad que, en muchas ocasiones, no nos gustará ni nos hará sentir cómodos.

Sin embargo, esta persona puede ser de una ayuda increíble para nosotros. Será el contrapeso que nuestra relación necesitará. En muchas ocasiones, será la única vinculación con el mundo real, la única luz que nos marque la dirección correcta en el marasmo y la niebla que producen las emociones descontroladas. Creo honestamente que la persona que ya se encuentra en medio de una relación con otra persona no cristiana, o aquella que está pensando entablarla y carecen de este tipo de ayuda, se encuentran en un serio peligro.

Finalmente, el último de los contrapesos sería tener una fuerte relación personal con el Señor. Siempre, en todo momento de nuestras vidas es preciso mantener este tipo de relación con el Padre. La relación con el Dios nos permite discernir su voluntad, analizar nuestra vida a la luz de su Palabra y sus mandamientos, entender la manera en que debemos orientar nuestra vida cotidiana. De la misma manera, cuando estamos expuestos a la presencia del Señor, el Espíritu Santo nos muestra el pecado en nuestra vida y nos lleva al arrepentimiento y el cambio.

Cuando pretendemos una relación con alguien no cristiano o ya estamos inmersos en la misma, la relación con el Señor se hace mucho más vital y necesaria si cabe. Si mantenemos una fuerte y constante comunión con Él tendremos acceso a comprender la dirección de nuestra relación y los pasos que debemos de dar. El Señor nos dará claridad acerca de qué pasos y decisiones debemos tomar.

Desgraciadamente, la realidad pastoral me enseña que en muchas ocasiones, los jóvenes que están saliendo con personas no cristianas tienden a romper su relación personal con Dios y alejarse de Él. Con frecuencia, esto sucede cuando el creyente recibe de parte del Señor impresiones con respecto a la necesidad de romper dicha relación. Entonces, tal y como anteriormente mencionamos, se produce una lucha emocional entre el amor hacia la persona y el sentido de culpa y de desobediencia hacia el Señor. Muchos creyentes, desgraciadamente, resuelven el problema apartándose de Dios, de esta manera reducen su sentido de culpa y su malestar ante la desobediencia. Esto ocurre especialmente cuando el creyente consciente o inconscientemente ha decidido que no romperá dicha relación y la continuará adelante.

III.CUANDO ES NECESARIO ROMPER

Romper una relación sentimental siempre es duro, difícil y, en muchas ocasiones, muy doloroso. Ahora bien, todo el dolor que una ruptura pueda llegar a producir es preferible a las consecuencias que puede tener en el futuro una relación matrimonial con una persona no cristiana, consecuencias, que en el mejor de los casos tan sólo nos afectarán a nosotros, y en el peor, también a nuestros posibles hijos. Sin duda, la ruptura será más difícil y costosa cuanto más grande sea la involucración emocional entre ambas personas.

Ya hemos mencionado que la relación personal con Dios no está al mismo nivel que un pasatiempo, un gusto determinado o una opción musical. No se trata de que a una persona le gusta el fútbol y a la otra no. No es una cuestión de que a mí me gusta el rock y a ti la ópera alemana, especialmente, Wagner. No estamos hablando de diferencias y disparidades con las que se puede convivir perfectamente, al fin y al cabo, los cónyuges no han de ser clones, han de tener su propia personalidad.

Estamos hablando de la relación personal con el Señor. Algo que es vital y esencial en la vida de un creyente. Estamos hablando de nuestra columna vertebral ideológica y vital. La columna alrededor de la cual se articulan nuestras creencias, valores, prioridades, expectativas y se conforma todo nuestro estilo de vida. No nos engañemos, no nos dejemos engañar, no es una cuestión de simples preferencias personales o diferentes puntos de vista.

A menudo el cristiano se ilusiona y mantiene viva la esperanza de que tarde o temprano la otra persona cambiará. Incluso, puede llegar a espiritualizar su ilusión y afirmar que se ha de tener fe en Dios, su poder y su intervención sobrenatural en la vida de las personas. Naturalmente, todo lo anterior es cierto, muy cierto, ahora bien, no debe confundirse la confianza en Dios con la ilusión y la sublimación de nuestras expectativas.

¿Puede Dios cambiar la vida de la persona no cristiana? Naturalmente, Dios puede cambiar la vida de cualquier persona que… desee ser cambiada y no tenga un corazón endurecido y rebelde. Nadie puede ser salvado contra su voluntad. Dios invita, no fuerza. Dios llama, no empuja. Entonces ¿Cuándo debemos tener esperanzas fundadas?

Cuando llevo a cabo mi trabajo pastoral con creyentes que han establecido relaciones sentimentales con no creyentes, siempre les doy el mismo consejo. Cuanto antes, deben invitar a la persona con la que están saliendo a estudiar la Palabra de Dios. Esto puede hacerse ellos mismos juntos, con otra gente, en un pequeño grupo, o como sea. La forma no es el punto clave. El punto clave es la disponibilidad de la persona no creyente a exponerse a la Palabra de Dios.

La respuesta a esta invitación es un indicador muy claro de lo que el creyente puede esperar de la otra persona. No podemos forzar al no cristiano a la conversión. Si Dios no lo hace, no somos nosotros nadie para hacerlo. Ahora bien, creo que tenemos el derecho a esperar del no creyente un interés genuino y un deseo de entender y conocer algo que es de tremenda importancia para nosotros.

Por amor, la persona no cristiana debería de estar dispuesta a hacer el esfuerzo de tratar de entender y tratar de valorar una dimensión de nuestras vidas vital, clave y sobre la que se articula todo nuestro proyecto vital. Negarse a hacerlo es una clara evidencia de varias cosas. Un desinterés cierto por aquello vital e importante para nosotros. Una actitud cerrada hacia Dios, que no necesariamente cambiará en el futuro ¿Por qué habría de cambiar?. Una evidencia del lugar que las cosas espirituales ocupan en su vida. Una insensibilidad por querer conocernos tal y como somos. Una cerrazón a una comunión integral en ese posible proyecto común.

Sería como si nuestro novio/a nos dijera: Mira, no me hables de tu familia, me tiene totalmente sin cuidado. No quiero saber nada ni de tus padres, ni tus hermanos. Para mí, es como si no existieran. Tú puedes relacionarte con ellos. Visítalos tantas veces como desees. Ahora bien, a mí no me inmiscuyas. ¿Cómo te suena? Violento ¿Verdad? Naturalmente, porque semejante rechazo implica un rechazo de quién tú eres. Es cierto que la familia debe ocupar su lugar y no inmiscuirse en la relación de la pareja, pero aquí estamos hablando de un rechazo hacia nosotros mismos. Nosotros no podemos ser entendidos sin una valoración de nuestros orígenes, especialmente si nuestras familias son positivas, edificantes y de apoyo para nosotros.

Resumiendo, si la persona no cristiana rechaza el estudio de la Palabra, está enviando una señal muy clara que debería llevar al creyente a una seria reflexión sobre la conveniencia de continuar adelante una relación con dicha persona. El hacerlo, traerá como consecuencia una mayor vinculación emocional. Esto, implicará o más dolor si la ruptura se ve necesaria en el futuro, o bien, una incapacidad de tomar las decisiones necesarias debido a la fuerte dependencia emocional establecida con la otra persona.

Muchos cristianos se cierran a la interpretación de esta señal clave. La ilusión les hace apartar la vista e imaginar un futuro sobre el cual no tienen ningún tipo de evidencia, eso sí, negando todas las evidencias que señalan en la dirección contraria. Es posible argumentar que algunas personas han cambado, de una actitud negativa al principio han pasado, incluso, al conocimiento personal del Señor. Naturalmente, eso es posible y cierto. Pero eso no debe empañar la realidad de que hablamos de casos minoritarios y que continuar adelante implica unos serios riesgos que el creyente debe de considerar y sobre los cuales no debe engañarse. Me parece bien mirar los ejemplos positivos, ahora bien, no debe hacerse a costa de taparse los ojos ante los negativos y dañinos.

A pesar de todo puede llegar un momento en que la ruptura sea vista por el creyente como algo necesario. Si esto sucede, hay dos puntos que deberían ser considerados.

A.La disponibilidad a pagar el precio

La vida cristiana tiene un precio. No debemos confundir una salvación gratuita con una vida cristiana fácil. La historia bíblica y la de la iglesia está llena de ejemplos de personas que tuvieron que pagar un amplio precio por su fe en el Señor. Incluso hoy en día, en muchos países, la conversión implica un desarraigo social que incluye el rechazo del nuevo creyente por parte de su familia y amigos.

El discipulado tiene un costo, y éste, es diferente para cada persona. Para algunos creyentes puede ser la ruptura de una relación que no es correcta a los ojos del Señor. El hacerlo implicará dolor, pero también crecimiento y maduración. Dios irá formando el carácter de su Hijo en nuestras vidas (Romanos 8:28-29). Lo contrario, indefectiblemente minará nuestra relación con Dios y puede traer consecuencias negativas en el futuro.

B.Una cuestión de fe y confianza

Una de las razones que impide a muchas personas cristianas romper una determinada relación, incluso cuando lo ven necesario y se dan cuenta de los peligros y consecuencias, es el miedo a la soledad, un miedo que se acrecienta con la edad. Se trata del temor a que no seamos capaces de encontrar otra persona. Este miedo hace que colocadas en la balanza las ventajas y las desventajas, ésta se incline hacia las desventajas, que quedarían compensadas por la compañía del alguien en nuestras vidas. Hemos de reconocer, desde el punto de vista pastoral, que se trata de un argumento de peso y comprensible humanamente.

Es aquí precisamente donde entraría el aspecto de la fe, es decir, de la confianza en el Señor. Creemos que Dios tiene un plan para la vida de cada persona y que su plan siempre es el mejor. Evidentemente, nunca tenemos una total comprensión del mismo, y pocas veces de rasgos significativos del mismo. Lo cierto es que Dios nos da cada día lo suficiente para dar un paso más y seguir confiando en Él. Es por eso que la vida cotidiana es una ejercicio de fe y, tal y como afirmaba Pablo, «por fe andamos, no por vista»

Si la ruptura se ve como necesaria es preciso confiar en que es la mejor opción del Señor para nuestras vidas. Que por medio de la misma nos está protegiendo de posibles males mayores y una probable infelicidad futura y que Él, conforme a su voluntad puede, si así lo desea, proveernos de la persona más adecuada para nuestras vidas. Pero como todo en esta vida es una cuestión de decisiones y la vida cristiana no puede ser comprendida sin la confianza en Dios y ésta, necesariamente, implica tomar riesgos que nos colocan en posiciones de vulnerabilidad.

Quiera el Señor que estas palabras puedan servir para echar un poco de luz sobre la situación de muchos muchachos y muchachas de nuestras iglesias que están inmersos en relaciones con personas no cristianas. Quiera así mismo el Señor que de esta manera puedan tomar las decisiones más sabias, correctas y acordes con la Palabra y la voluntad de Dios, las cuales, serán sin duda las que les proporcionarán mayor felicidad.

IV.UNA NOTA FINAL

Escribo este último punto cuando mi artículo ya estaba terminado. Lo hago animado y motivado por los consejos de buenos amigos y compañeros de ministerio, los cuales, con sus comentarios me han hecho ver la necesidad de tratar un tema muy importante.

Si recomendamos que es mejor no entablar relaciones con vistas a un futuro proyecto vital con personas no cristianas ¿Qué alternativa queda? Especialmente, para aquellas o aquellos que tienen un número limitado de opciones dentro de su comunidad o iglesia local. Buena pregunta y serio problema.

Desde una perspectiva pastoral debemos de dar respuesta a esa necesidad. Creo que no es honrado el cerrar puertas a las personas y no preocuparnos por dar alternativas creativas. Sin embargo, estas alternativas son muy limitadas, tan limitadas, que tal vez sólo existe una opción, fomentar de manera premeditada el compañerismo cristiano más allá de los límites de nuestra iglesia local.

Los pastores hemos de tener la suficiente visión y sabiduría para darnos cuenta que fomentar el compañerismo intereclesial e interdenominacional se vuelve, en estos casos, una tremenda necesidad y, tal vez, la única opción que impida que muchos chicos y chicas busquen una salida a sus necesidades emocionales fuera del contexto de la comunidad de la fe.

Desde tiempo inmemorial, los campamentos han sido una oportunidad para que muchachas y muchachos cristianos de diferentes trasfondos y contextos pudieran ponerse en contacto y cultivar amistades genuinas. Los campamentos y otras actividades de este tipo cumplen una importante función social que no hemos de menospreciar y, contrariamente, si haríamos bien en fomentar. Por medio de ellos, jóvenes de ambos sexos que tienen la necesidad legítima de encontrar una pareja, pueden contactar, llegar a conocerse y, eventualmente, si Dios prospera, salir juntos.

Yo conocí a la que hoy es mi esposa en un campamento interdenominacional. Nacido y educado en una pequeña iglesia local, mis posibilidades de encontrar pareja eran más que limitadas. De no haberme involucrado, desde bien joven, en actividades que superaban los límites de mi iglesia y denominación habría tenido que buscar una salida para mis necesidades emocionales fuera de la iglesia. Dios proveyó por medio de este tipo de actividades.

En ocasiones, los líderes cerramos la posibilidad de que los jóvenes de nuestras iglesias se relacionen con jóvenes de otras iglesias, incluso, aunque sean de nuestra propia denominación. El miedo a que puedan abandonar nuestra congregación e irse a otra nos lleva a este tipo de actitudes. Sin embargo, tal vez no somos conscientes del peligro que esto puede implicar en algunos casos, ya que al cerrar las puertas al compañerismo sano y genuino con otros creyentes, podemos empujar a muchachos y muchachas a buscar en la sociedad no cristiana la respuesta a sus necesidades.

Mi propuesta es que los pastores seamos conscientes de esta necesidad y fomentemos que nuestros jóvenes tengan la oportunidad de estar expuestos a otros jóvenes, aunque no sean de nuestro contexto o denominación. Animarlos a hacerlo, sabiendo y siendo conscientes de que de esta manera estaremos favoreciendo y previniendo la posibilidad de que se vean forzados a relaciones fuera de la iglesia.

Del mismo modo, hemos de ver como total y absolutamente genuino el que muchachos y muchachas asistan a campamentos y actividades motivados, no únicamente por un mayor conocimiento de la Biblia, sino también por un mayor conocimiento de personas del sexo contrario. Al fin y al cabo, ¿no fue Dios quien afirmó que no era bueno que el hombre estuviera solo?

Fuente: www.especialidadesjuveniles.com

Noviazgo con no cristianos. Parte I

martes, noviembre 3rd, 2015

Hay ciertos temas de pastoral juvenil que necesitan ser tratados a pesar de que resulte incómodo, difícil o incluso comprometido hacerlo. Hemos de llevarlo a cabo porque están ahí, porque son realidades que, tanto si nos gustan, como si no, las tenemos de pleno en nuestras comunidades y las seguiremos teniendo siempre. No hablar de estos temas y no dar una orientación pastoral no va a resolverlos ni hará que dejen de existir, pero si provocará que muchos jóvenes no puedan recibir una luz de orientación en medio de su situación y, tal vez, con la ayuda del Señor encontrar la sabiduría y el coraje para tomar las decisiones adecuadas.

Tal vez, llegados a este punto es preciso que establezca claramente cuál es mi posición doctrinal con respecto al tema. Creo que la Escritura es tajante y meridianamente clara con relación al tema de los matrimonios mixtos, es decir, entre un creyente y una persona no creyente. En 2 Corintios 6: 14, el apóstol Pablo indica: «no os unáis en yugo desigual con los no creyentes» Es cierto, que este pasaje no se refiere de forma específica al matrimonio, sin embargo, no es menos cierto que también se puede incluir el matrimonio en este tipo de relaciones no recomendadas por el apóstol y, así ha sido tradicionalmente interpretado por la iglesia cristiana a través de los siglos.

Si el versículo antes mencionado lo leemos a la luz de otra declaración paulina, en este caso la que hallamos en 1 Corintios 7:39, las cosas quedan mucho más claras. Aquí, el pasaje dice: «Durante la vida de su marido, la mujer está ligada a él; pero si el marido muere, la mujer queda libre para casarse con quien le plazca, siempre que se trate de un matrimonio cristiano» (N.T.I.)

Así ha sido siempre la creencia y, en general, la práctica cristiana, casarse en el Señor, es decir, el matrimonio entre personas que tienen una misma fe, que tienen una relación personal con Jesús y lo aceptan como Señor y Salvador.

Hasta aquí, la unanimidad de la cristiandad es prácticamente total, sin embargo, a partir de este punto comienzan las discrepancias entre los creyentes. Algunos consideran que la recomendación de la Biblia incluye, no sólo el matrimonio, sino todo tipo de relación con personas no cristianas. Por tanto, siguiendo esta postura, la amistad o el explorar la existencia de posibilidades de matrimonio con personas que no pertenezcan a la fe estaría totalmente vedada.

Otros, tienen una aproximación diferente al asunto, consideran que la posibilidad de explorar un posible proyecto común con personas no creyentes sería factible, aunque éste, no podría llevarse a término si la persona no creyente no diera un paso definitivo hacia la fe en Cristo.

Debido a que pueden producirse malentendidos a la hora de leer este artículo, desearía definir los términos que voy a usar a lo largo del mismo. En mi modesta opinión existen tres etapas diferentes: amistad/salir juntos, noviazgo y matrimonio. Es importante definir qué entiendo por cada uno de ellos debido al hecho que la terminología puede variar de un país a otro a pesar de que hablemos la misma lengua.

El matrimonio es tal vez, el más fácil de definir. Se trata de la unión, de por vida, ante Dios y las autoridades civiles de dos personas de distinto sexo. El noviazgo, aunque pueda ser usado de forma diferente en otros lugares, lo describiré como una relación entre dos personas que ya han tomado la decisión de casarse, formar un hogar y desarrollar un proyecto de vida en común.

La amistad/salir juntos, lo quiero definir como ese periodo en que dos personas se conocen y van discerniendo la posibilidad de poder desarrollar un proyecto de vida en común. Durante este periodo, un muchacho y una muchacha van conociendo más en profundidad el carácter, la personalidad, los valores, las prioridades, las metas en la vida del otro y, será este conocimiento el que ha de llevarles a la decisión de la posibilidad o imposibilidad de poder desarrollar ese proyecto común que se llama matrimonio. Hay ocasiones en que el salir juntos desembocará en una ruptura ya que, uno de los dos, será consciente de que un proyecto de este tipo no le conviene o no le satisfaría. En otras ocasiones, el resultado final será el matrimonio, ya que se llegará a conclusiones diferentes a las antes mencionadas.

En mi opinión creo que es legítimo para una persona cristiana tener amistad o salir con personas no cristianas. Sin embargo, considero que el noviazgo y el matrimonio no deberían de estar incluidos en los planes del creyente.

Ahora bien, nada más lejos de mi intención que el entrar en polémica con aquellos hermanos que piensan de forma contraria a la mía y consideran, por tanto, que el creyente no debería ni tan sólo plantearse relaciones de amistad, sea con personas del mismo sexo o del sexo contrario, si estas no pertenecen al ámbito de la fe. Respeto profundamente dicha opinión y considero que estos hermanos tienen el derecho y el deber de vivir conforme a los dictados de su conciencia, sin embargo, creo que merezco el mismo derecho para mi opinión, la cual también considero basada en la honesta comprensión de las Escrituras.

Quisiera finalizar esta introducción volviendo a reafirmar el carácter pastoral de este artículo. No pretendo animar a nadie a salir con una persona no cristiana, es una opción peligrosa como después veremos. Tampoco pretendo justificar a aquellos que han decidido hacerlo. Deseo dar una perspectiva pastoral sobre una realidad que está ahí y no es posible obviar.

I.LOS INCONVENIENTES DE LAS RELACIONES CON PERSONAS NO CRISTIANAS

Mi dilatada experiencia pastoral entre jóvenes me ha permitido poder observar y, también verme involucrado pastoralmente, en muchas relaciones entre muchachos y muchachas creyentes y sus parejas no creyentes. Si he de ser honesto y no faltar a la verdad, he de afirmar que por una de estas relaciones que ha acabado bien, han habido una gran cantidad que han acabado con el total alejamiento de la persona creyente del círculo de la fe y la comunión con los hermanos.

También he de afirmar que todos aquellos que acabaron tan tristemente estaban seguros y convencidos de que a ellos no les iba a suceder, de ninguna de las maneras, una situación de ese tipo. Sin embargo, son muchos los factores involucrados en una relación entre creyentes y no creyentes y, en muchas ocasiones, tienen un efecto sobre la vida del cristiano que éste, no puede predecir ni controlar. Veamos algunos de ellos.

A.Una perspectiva de la vida diferente

En el pasaje antes mencionado Pablo afirma «¿tienen algo en común la luz con las tinieblas?» Los creyentes somos repetidamente llamados en la Biblia hijos de la luz, del mismo modo, los no creyentes son denominados como hijos de las tinieblas, personas, que ellas mismas, viven en tinieblas. El contraste no puede ser más evidente, y esa evidencia se pone de manifiesto de una manera más clara en formas diferentes, cuando no contradictorias de ver y entender la vida.

Hace unos años, la cultura judeocristiana era la base que proporcionaba la perspectiva básica de la vida de nuestros países. Por tanto, muchos de nuestros conciudadanos, a pesar de no ser personas nacidas de nuevo, estaban de acuerdo con muchos de nuestros valores y nuestra cosmovisión. Sin embargo, esto está cambiando de forma drástica y alarmante. Cada vez más, el consenso cultural que proveía el cristianismo está siendo puesto en duda y, en muchas ocasiones, abiertamente atacado, cuestionado y rechazado. Como consecuencia, cada vez hay una distancia mayor entre la forma de ver y entender la vida de cristianos y no cristianos.

De esta manera, salir con una persona no cristiana significa salir con alguien, que con un alto grado de probabilidad, ve la vida de forma diferente de tal y como nosotros la vemos. Los antropólogos afirman que nuestras conductas, la parte más visible de nuestro ser, están directamente marcadas por nuestros valores, y estos, por nuestra perspectiva de la vida o cosmovisión.

Creyentes y no creyentes vemos la vida de una forma muy diferente y no hemos de engañarnos respecto a este punto. Nosotros tenemos una perspectiva eterna de la vida. Creemos que todo no acaba con los pocos o muchos años de existencia que Dios nos conceda. Por eso, vivimos, o deberíamos vivir, el presente a la luz de la eternidad.

Creemos en un Dios personal que por medio de su Palabra nos ha revelado su voluntad y nos pide y, por tanto, espera, que ordenemos nuestra vida personal y, naturalmente, familiar a la luz de su revelación. La perspectiva de una persona no cristiana no está basada en la Palabra de Dios, por lo tanto, tampoco lo estarán sus valores y, finalmente, sus conductas.

Esto es algo mucho más serio de lo que a simple vista pueda parecer. De la misma manera que no es posible mezclar el aceite y el agua, es muy complicado el formar un proyecto de vida en común entre dos personas que tienen perspectivas de la vida diferentes y, en el caso de los no cristianos, abiertamente contrarias a las enseñanzas del Señor.

Un proyecto de vida en común tan sólo podrá llevarse a cabo si uno de los dos renuncia a sus valores y prioridades en beneficio del otro. Desgraciadamente, la experiencia nos demuestra que en la inmensa mayoría de los casos, el cristiano renuncia a los suyos en beneficio de la persona no cristiana.

Durante el noviazgo puede producirse la falsa impresión de que todo marcha bien y de que es posible sobrellevar la situación. En ocasiones, la única discrepancia parece ser la negativa de la persona no cristiana en asistir a la iglesia, pero al margen de este «pequeño detalle» el resto de la relación parece soportable y llevadera.

Pero hemos de ver las cosas con más perspectiva de futuro, ¿sobre la base de qué valores se tomarán las decisiones acerca de qué metas plantearse como matrimonio? ¿Qué valores determinarán la educación de los hijos que la pareja pueda tener? ¿Cómo se decidirán o solucionarán los dilemas éticos que se plantean a lo largo del matrimonio? ¿Cuáles son los valores con los que nuestro futuro cónyuge afronta la vida matrimonial? ¿Qué concepto tiene de la fidelidad, del matrimonio para toda la vida y un largo etcétera de serias preguntas que uno, debe plantearse, antes de casarse, no cuando ya no existe la posibilidad de una vuelta atrás?

En el libro de profeta Amos, en el capítulo 3 versículo 3 se nos plantea una interesante pregunta: «¿Andarán dos juntos, si no estuvieran de acuerdo?» Es imposible el seguir un mismo camino cuando no existe un claro y mutuo acuerdo acerca de lo esencial. Del mismo modo, es muy difícil, por no afirmar de manera rotunda que imposible, el desarrollar un proyecto matrimonial sin haber un claro acuerdo entre los dos cónyuges. Ahora bien ¿Cuál será la base sobre la que se establecerá este acuerdo? La respuesta no es difícil, o se hace sobre la base de la Palabra de Dios, o por el contrario, sobre la de los valores de esta sociedad.

B.Los límites de la relación

Una relación entre una persona cristiana y otra no cristiana nunca puede ser completa. ¿Es mi afirmación temeraria? Honestamente, creo que no. Será del todo imposible el poder compartir toda nuestra dimensión espiritual con una persona, que en el mejor de los casos no la quiere experimentar y, en el peor de los escenarios, niega la realidad misma de su posible existencia o esta opuesta a ella.

Seamos realistas, no podremos compartir aquello que Dios nos está enseñando. Tampoco nuestras dudas, preguntas, inquietudes o necesidades. Todas nuestras experiencias con relación a nuestra amistad con Dios tendrán que ser mantenidas en la intimidad personal, ya que, nuestro posible cónyuge, si es positivo, únicamente nos podrá escuchar paciente y amablemente y, si es negativo, se burlará o considerará totalmente ridícula toda nuestra vivencia espiritual.

Habrá toda una dimensión de nuestra vida que nunca podrá ser compartida y si lo es, no podrá ser entendida y correspondida por la persona con la que estemos viviendo. Además, si nuestra relación personal con el Señor va creciendo y desarrollándose, el abismo irá ensanchándose de forma imparable y la soledad que experimentaremos en esta área lo hará al mismo ritmo.

Otro de los límites que experimentaremos estará relacionado con la imposibilidad de utilizar los recursos de Dios para nuestra vida matrimonial. Nuestra fe cristiana nos proporciona una cantidad de recursos de tremendo valor que facilitan y ayudan a construir una relación matrimonial sana.

Pensemos, por ejemplo, en el perdón. Cuando existe una relación saludable con el Señor es muy difícil el mantener una actitud de enfado, amargura o resentimiento hacia nuestra pareja. El Señor apela de forma repetida a nuestra conciencia acerca de la necesidad de arreglar la situación y hacer algo al respecto. El creyente experimenta que incluso la propia comunicación con el Señor se vuelve difícil e, incluso imposible, cuando no arreglamos nuestros asuntos pendientes. El Espíritu Santo pone convicción de pecado y de la necesidad de dar los pasos necesarios para restaurar la relación rota con nuestra pareja.

Pero todas estas dinámicas espirituales que Dios produce en nuestra vida, no se dan en la vida de la persona no cristiana. Aquella persona que por orgullo se niegue a reconocer ante el Señor su pecado, tendrá serios problemas en la vida matrimonial para reconocer las faltas y dar los pasos para una reconciliación efectiva. Es posible que algún lector pueda pensar que su novio, o novia, todo y no ser cristianos son personas abiertas a pedir perdón. Naturalmente, esto es posible, pero no olvide el lector que he usado el perdón tan sólo como una ilustración.

Existen muchos otros recursos tales como la humildad, el amor incondicional, el servicio, la paz, la paciencia, la fidelidad, etc., que Dios produce en nuestras vidas y pone a nuestro alcance y, que un no cristiano, no podrá experimentar. Mi propia experiencia, tras 22 años de matrimonio, me ha enseñado que toda relación matrimonial, sea uno cristiano, o no, es difícil y complicada. Sin embargo, los recursos que el Señor pone a la disposición de la pareja cristiana son de una increíble ayuda en esa preciosa tarea de construir una relación matrimonial significativa. Uno debe ser consciente de que los mismos, tan sólo podrán ser experimentados y disponibles para uno de los miembros de una unión entre un cristiano y un no creyente.

En este aspecto, hay algo que el creyente debe de tener muy claro, es lo siguiente, ¿Hasta qué punto, el tener una relación personal con Dios es un aspecto no negociable a la hora de plantearme un proyecto de vida en común con otra persona? Si para el creyente, este punto no es un no negociable, entonces carece de todo sentido toda la argumentación que podamos hacer al respecto. Volveremos más adelante sobre este aspecto clave, por el momento, vamos a dar por sentado que se trata de algo que ningún creyente está dispuesto a negociar.

Cuando le expresemos a nuestro novio/a no creyente la importancia de nuestra relación personal con Dios es natural que le cueste o no pueda entenderlo en absoluto. Pablo lo explica del siguiente modo: «el hombre mundano [aquí tiene el sentido de no cristiano] es incapaz de captar lo que procede del Espíritu de Dios; lo considera un absurdo y no alcanza a comprenderlo, porque sólo a la luz del Espíritu pueden ser valoradas estas cosas» (1 Corintios 2:14).

Para una persona que carece de una dimensión espiritual, las cosas del Espíritu carecen de sentido y no puede entender que para nosotros pueda ser algo tan importante. Lo más probable es que esa persona no vea más allá de nuestra asistencia a la iglesia y ciertos hábitos piadosos que tenemos, tales como leer la Biblia y orar. De ningún modo puede entender el significado de tener una relación de amor con Dios y de que Él se involucre en cada aspecto de nuestra vida.

Consecuentemente, no podrá entender el porqué su incredulidad puede ser una razón de tanto peso como para hacer inviable la relación de pareja e incluso llevarnos a una ruptura de la misma. Tal vez hemos de ayudarlo a ver las cosas desde su punto de vista o, dicho de otro modo, en categorías que él o ella puedan entender.

«Te quiero, estoy dispuesta a pasar el resto de mi vida contigo. Eres lo más importante de mi vida y no pueda imaginarla sin ti (que romántico ¿Verdad?). Quiero compartirlo todo contigo, caminar, pasear, salir juntos, fijarnos metas, en fin, todo, todo, menos una pequeña área de mi vida. Cuando era pequeña fui abusada sexualmente, como consecuencia he desarrollado una auténtica aversión hacia todo tipo de relación sexual. Cariño, no tendremos relaciones sexuales, pero eso sí, podremos disfrutar del resto de las áreas de nuestra relación. Estoy segura que no te importará»

¿Cómo reaccionaría nuestra pareja? ¿Estaría dispuesta a una vida de matrimonio sin ningún tipo de contacto sexual? ¿Seguiría pensando que vale la pena una relación de este tipo? Seamos sinceros al respecto, lo más probable es que nos dijera que en esas condiciones no está dispuesto a seguir adelante. ¿Por qué? Sin duda, porque en sus categorías, como también en las nuestras, la relación sexual dentro del matrimonio es una fuente de placer y unión para la pareja. ¿Cómo sería posible vivir con una persona que no quiere o está incapacitada para dicho tipo de relación? Con toda probabilidad ninguno de nosotros, tampoco una persona no cristiana, consideraría completa una relación a la que faltara dicho ingrediente.

Una persona no cristiana puede entender a la perfección lo anteriormente dicho ya que entra dentro de aquellas categorías que puede entender y bajo las cuales funciona. Del mismo modo, hemos de explicarle que para nosotros, como cristianos, la relación con el Señor es tan importante como la sexualidad, la comunicación intelectual o el intercambio afectivo. Esto naturalmente, si es que realmente nuestra relación personal con Dios tiene ese grado de importancia. Tal vez muchos creyentes pueden pensar que renunciar a Dios es más aceptable que renunciar a una buena relación sexual. Cuestión de prioridades.

Lo que he pretendido por medio de este ejemplo es que ayudemos a la persona no cristiana a entender cuán importante es para nosotros el que nuestro futuro cónyuge tenga una relación personal con el Señor, y la única manera de hacerlo es expresándolo en categorías comprensibles para un no cristiano.

Fuente: www.especialidadesjuveniles.com

¿Por qué es importante evangelizar a los niños?

viernes, octubre 23rd, 2015

¿Por qué debemos preocuparnos por los niños? ¿Solamente para que no hagan bulla durante las reuniones de la iglesia? – Si estudiamos detenidamente la Biblia, encontramos que para Dios los niños son importantes. El tiene un propósito especial para ellos. Como padres, y como ayudantes de padres en la educación de los niños, tenemos el gran privilegio de ayudarles para que descubran y realicen este propósito de Dios para ellos.

Les daré cuatro razones por qué los niños necesitan escuchar el evangelio:

1. Porque Dios lo manda.
2. Porque los niños necesitan la Salvación.
3. Porque los niños tienen promesas de Dios.
4. Porque es la mejor estrategia.

1. Porque Dios lo manda.

«Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de Dios.» (Marcos 10:14)

El mismo Señor Jesucristo nos manda que dejemos venir a los niños a El. Para nosotros, esto significa obviamente que debemos dar a los niños todas las ayudas posibles para que ellos conozcan personalmente al Señor Jesucristo.

«Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón, y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.» (Deuteronomio 6:6-7)

Esta no es solamente una buena sugerencia o una opción entre muchas. ¡ES UN MANDATO DE DIOS! Si no enseñamos a los niños la Palabra de Dios, somos nada menos que desobedientes a Su mandamiento.
(Notamos que este mandamiento se dirige a los PADRES, para que enseñen a sus HIJOS.)

«Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio a toda criatura.» (Marcos 16:15)

El Señor no mandó a Sus discípulos anunciar el evangelio solamente a los adultos, sino a todos los seres humanos. Entonces, este mandato incluye tanto a niños como a adultos.

2. Porque los niños necesitan la Salvación.

Algunos cristianos piensan que no es necesario evangelizar a los niños: «No lo pueden comprender todavía.» – «Que maduren primero.» – Pero no debemos dejarnos guiar por nuestra opinión, sino por la Palabra de Dios.

Que un niño se convierta, es posible.
Lea Mateo 18:6. Jesús habla de «los p_equeñitos______ que creen en mí».
Lea Juan 1:12. ¿Se indica algún límite de edad para poder recibir al Señor? ___

Que un niño se convierta, es necesario para su salvación.

«He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.» (Salmo 51:5)

Este versículo lo hace bien claro que cada ser humano, desde el principio de su vida, vive en el pecado, lo que significa, separado de Dios. Por tanto, ¡necesitan desesperadamente la Salvación que Jesucristo nos ofrece! Nunca es demasiado temprano para que escuchen el Evangelio, pero sí puede llegar el día cuando sea demasiado tarde.

«… por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.» (Romanos 3:23)

A algunos les gustaría cambiar este versículo y decir: «…por cuanto todos los mayores de doce años pecaron…» Pero la Palabra de Dios no pone ningún límite de edad. Esto confirma la enseñanza de Salmos 51:5, lo que leímos arriba.

Lea Mateo 18:11-14. ¿Con qué se compara la oveja perdida? – Con un n_______.
Si el Señor dice en el v.14 que «no es la voluntad del Padre que se pierda uno de estos pequeños», obviamente lo dice para advertirnos de que los niños pueden perderse. ¡Por esta razón es tan importante «buscarlos» y darles la oportunidad de regresar al Buen Pastor! Esta es la enseñanza implícita de esta parábola.

A veces se utiliza el versículo con el cual empezamos esta enseñanza, para contradecir esta verdad: «… porque de los tales es el Reino de Dios.» (Marcos 10:14) – entonces los niños ya son automáticamente salvos, dicen. ¡Pero esto no es lo que dice! Jesús dice aquí que el Reino de Dios está preparado para los niños, está esperándolos, pero TODAVÍA TIENEN QUE RECIBIRLO. Esto vemos claramente en el versículo que sigue: «De cierto os digo, que el que no RECIBA el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.» (Marcos 10:15) Afortunadamente es fácil para un niño recibir el Reino de Dios, tan fácil que el Señor utiliza aquí la conversión de un niño como ejemplo para nosotros los adultos.

Que un niño se convierta, es fácil.
Lea Marcos 10:15. Los adultos deben seguir el ejemplo de un n______ al convertirse.

Un niño todavía no tiene tantas objeciones como los adultos: «Pero no quiero cambiar de religión.» – «Pero ya tengo demasiados pecados.» – «¿Qué dirán mis amigos?» – «Pero ya soy bautizado, no necesito nada más.»
El niño puede más fácilmente reconocer sus pecados y recibir al Señor. ¡Pero siempre necesita recibirlo!

Por el otro lado, tenemos que comprender que los niños también se dejan influenciar fácilmente. Por eso, los niños están dispuestos a hacer «decisiones» impulsivas que no son conversiones. Si un niño «acepta a Cristo» solamente por la influencia de un adulto, entonces no es una conversión verdadera. Hablaremos más abajo con más detalles acerca de este peligro.

Que un niño se convierta, es bueno.
El niño que se convierte, tendrá toda su vida para servir al Señor.
Al predicador inglés Charles Spurgeon le preguntó uno de sus amigos: «¿Cuántas personas se han entregado al Señor en tu último culto?» – «Dos y media», era la respuesta. El amigo le miró confundido, después dijo: «Ah, comprendo. ¿Quieres decir dos adultos y un niño?» – «No», respondió Spurgeon, «dos niños y un adulto. Los niños todavía tienen toda su vida por delante. Ellos entregaron su vida completa al Señor. Pero el adulto ya ha vivido la mitad de su vida sin el Señor. A él le quedaba solamente media vida para entregar.»
El niño que se convierte, podrá hacer todas las decisiones importantes de su vida con la ayuda del Señor: quiénes serán sus amigos, qué carrera estudiar, qué creer y qué no creer, con quién casarse, etc. – Los adultos, en cambio, ya se acostumbraron tanto a un estilo de vida sin el Señor, que raras veces llegan a la madurez espiritual.

3. Porque los niños tienen promesas de Dios.

Consideraremos aquí solamente tres de las muchas promesas que la Biblia tiene para los niños:

«Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.» (Proverbios 22:6)
Un árbol pequeño se mueve fácilmente.     Un niño es como un arbolito pequeño, que es todavía muy dócil y se deja mover y torcer hacia cualquier lado.     Amarrado en un palo crece recto.     O también se deja amarrar en un palo recto y crecerá recto.     El árbol grande ya no se mueve.     Un adulto, en cambio, es como un árbol grande que ya no se mueve. Si ha crecido torcido, ¡ninguna fuerza de este mundo podrá enderezarlo! Cuan importante es entonces enseñar a los niños la manera recta de vivir, para que «crezcan rectos». Cambiar la vida torcida de un adulto es mucho más difícil.

«Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños.» (Hechos 2:16-17)
«Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos…» (Hechos 2:39)

Dios prometió derramar Su Espíritu especialmente sobre los niños. Esto empezó a cumplirse en el día de Pentecostés, y sigue cumpliéndose hasta nuestros días, porque desde entonces el Espíritu Santo está en la tierra y sigue haciendo Su obra. Pero es nuestra responsabilidad enseñar a los niños y ayudarles para que ellos puedan experimentar este poder del Espíritu Santo que les es prometido.

«Y vuestros niños, de los cuales dijisteis que servirían de botín, y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá (a la Tierra Prometida), y a ellos la daré, y ellos la heredarán.» (Deuteronomio 1:39)

Cuando el pueblo de Israel había llegado a la frontera de la Tierra Prometida, perdieron la fe de poder conquistarla por causa de los gigantes que vivían allí. Entonces murmuraron contra Dios y contra Moisés, y decidieron volver a Egipto. (Vea también Números 14:31). Como consecuencia, no pudieron entrar a la Tierra Prometida y tuvieron que caminar 40 años por el desierto. Pero Dios prometió dar a los niños la victoria que los adultos no habían alcanzado.
Aquí podemos entender, sin entrar mucho al significado profundo de esta promesa, que Dios promete a los niños que ellos pueden «sobrepasar» espiritualmente a los adultos. Con una confianza sencilla en el Señor, ellos pueden lograr «conquistas» espirituales que no son posibles para la mayoría de los adultos. Como adultos, con frecuencia nos acostumbramos a una manera demasiado sofisticada de pensar, y esto nos lleva a cuestionar a Dios y a dudar de Su poder.

4. Porque es la mejor estrategia.

– Si usted tuviera que escoger entre dos poblaciones para predicarles el Evangelio, una población dura y cerrada contra Dios y otra abierta y con mucho deseo de aprender, ¿cuál escogería?
Es claro que en la población más abierta podemos esperar mucho más fruto. Y además, de allí pueden salir futuros obreros que saldrán a las otras poblaciones para evangelizarlos, y el Evangelio avanzará mucho más rápidamente. ¿Por qué entonces la mayoría de las iglesias concentran sus esfuerzos misioneros en la población más cerrada, los adultos, y pasan por alto la población más abierta, que son los niños?

Cuadro estadístico

– Más de la mitad de los cristianos se convirtieron a Cristo antes de cumplir 12 años. (Otras fuentes dicen que el 85% recibieron a Cristo antes de los 14 años.) Entre los pastores y líderes actuales (¡aun en las iglesias tradicionales!), son entre 70 y 90% los que llegaron a Cristo mientras eran niños. Esto nos demuestra claramente dónde debemos concentrar nuestros esfuerzos. Si queremos que la próxima generación de cristianos sean fuertes, y que tengan buenos líderes, ¡entonces debemos enseñar a los niños de hoy!

Desafortunadamente, esto no es lo que sucede …
Los niños son las personas más abiertas para el Evangelio,
pero a la vez los menos alcanzados con el Evangelio.

Una iglesia centrada en familias tiene aun mejores posibilidades de preparar a los niños para un futuro liderazgo espiritual: Los padres asumen su responsabilidad de evangelizar y discipular a sus propios hijos. Estos niños reciben diariamente el ejemplo de un buen liderazgo espiritual, de parte de sus propios padres. Así están siendo preparados para que más adelante, ellos mismos sean buenos padres. Y la buena paternidad a su vez es la mejor preparación para un liderazgo espiritual mayor.

¿Qué pueden hacer las iglesias para alcanzar a los niños con el evangelio?

Primeramente, toda la iglesia – y particularmente los líderes – deben ser convencidos de que el ministerio con niños es importante. Esto es más fácil en una iglesia centrada en familias, porque allí los líderes surgen naturalmente de las familias. En una tal iglesia, ¡no hay anciano que no haya primero educado a sus propios hijos en la palabra de Dios! Y una vez que es anciano, su tarea principial consiste en apoyar a otros padres para que hagan lo mismo.

En una iglesia tradicional, institucionalizada, es más difícil convencerlos de la importancia de los niños. Primeramente, estas iglesias separan a los niños en reuniones aparte. Por tanto, los padres no están conscientes de su responsabilidad de evangelizar a sus hijos y de educarlos en la palabra de Dios. Toda esta responsabilidad se pone sobre los hombros de unos obreros voluntarios (a menudo jóvenes solteros sin ninguna experiencia en la educación de hijos propios), quienes ven a los niños una sola vez por semana, y por tanto no pueden edificar una relación personal, significativa con ellos.

Además, estas iglesias tienen normalmente una organización e infraestructura bastante costosa, por lo cual dependen mucho de la contribución financiera de sus miembros. Pero los niños no contribuyen económicamente, entonces no son «interesantes» para los líderes de tales iglesias. Al mismo tiempo, en esta clase de iglesias, los miembros dependen fuertemente de sus líderes y raras veces emprenden alguna obra espiritual por iniciativa propia. (En algunas iglesias esto ni siquiera se les permite.) En consecuencia, los líderes no están motivados para evangelizar a los niños o para responder a sus necesidades espirituales. Y puesto que los líderes no lo hacen, los miembros tampoco lo hacen.

Según una encuesta en el Perú, las iglesias evangélicas invirtieron apenas 2 a 3% de su presupuesto en la obra con niños. En las zonas rurales, se estima que más de la mitad de las iglesias no realiza ningún esfuerzo para alcanzar a los niños. La mayoría de los «obreros de niños» (maestros y directores de Escuela Dominical) nunca fueron capacitados para su tarea.

Una vez que la iglesia entiende que el ministerio con niños es importante, debe ponerlo en práctica:
– Los padres tienen que cumplir con su primera responsabilidad: educar a sus hijos en la Palabra de Dios, evangelizarlos y discipularlos.
– Los ancianos necesitan entender que ellos son en primer lugar «padres de padres»: Asesores y consejeros de los padres de familia, para ayudarles y enseñarles cómo dar una educación cristiana a sus hijos. Busque maneras de concientizar y asesorar mejor a los padres.
– En lo posible, los niños deben estar incluídos en las reuniones de la iglesia. En el caso ideal, éstas son reuniones de familias enteras, donde los niños participan juntos con sus padres.
– Algunas familias, según su llamado y sus capacidades particulares, pueden de diversas maneras abrir sus hogares para otros niños: atendiendo a niños de otras familias según la necesidad; llevando reuniones evangelísticas para niños o familias enteras del vecindario; adoptando a un niño huérfano; evangelizando a niños en la calle; o simplemente teniendo una «casa abierta» para que los niños del vecindario puedan visitarlos en cualquier momento que quieran.
(En los tiempos actuales, las familias ya están tan debilitadas que muchos niños no tienen a ningún adulto con quien pueden hablar; no tienen a nadie quien se preocupe por ellos durante el día; y no tienen ningún lugar donde pueden jugar con otros niños, excepto en la calle donde se pelean más de lo que juegan. Muchos de estos niños podrán encontrar una «familia sustituta por horas», si las familias cristianas intactas abrieran sus hogares para ellos, en una de las maneras mencionadas. También podrán sentir la presencia de Dios en una familia cristiana.)

Fuente: www.altisimo.net

3 formas de no ser impaciente

viernes, octubre 16th, 2015

A todos mas de alguna vez nos ha pasado el hecho de impacientarnos por algo, desde pequeños hasta grandes, por ejemplo un pequeño se impacienta por tratar de abrir un regalo, un grande se impacienta porque lleguen sus vacaciones anuales.

Pero en lo espiritual es algo mas diferente si tomamos en cuenta que tenemos a un Dios que trabaja en un tiempo PERFECTO.

La mayoría de nosotros anheláramos que nuestras peticiones fuesen contestadas instantáneamente y que todo lo que pidiéramos no tardara mas de un día para poder recibirlo, pero se nos olvida que tenemos a un Dios que sabe trabajar en un tiempo Kairos y no en uno Cronos, es decir que el sabe exactamente en que momento y en que lugar responderá a tus peticiones, tomando en cuenta que dichas peticiones tendrían que ser de su agrado.
¿Qué significa Impaciencia?

Impaciencia. (Del lat. impatientĭa).

1. f. Intranquilidad producida por algo que molesta o que no acaba de llegar.
¿Por qué se da la Impaciencia?

La impaciencia se da debido a la falta de saber esperar en el Señor, muchos son impacientes porque no han comprendido que Dios actúa en su tiempo, no en el nuestro y que para El todo esta bajo control, ahora bien podemos ver impaciencia en varias esferas como por ejemplo:

Impaciencia de Empleo: Muchos al no encontrar un empleo se ven frustrados y algunos en nuestro país optan por abandonarlo y buscar el tan anhelado “sueño americano” sin darse cuenta muchas veces que están dejando a su familia y que ese tan anhelado “sueño americano” no es tan fácil de alcanzarlo como se cree.

Otros por otra parte al no encontrar un empleo se impacientan y a la primera oportunidad que aparezca no importando el tipo de trabajo que realizara lo acepta, sin darse cuenta que Dios quiere para nosotros un trabajo en donde no nos descuidemos de nuestra relación personal con Jesús.

Impaciencia Emocional: Esta clase de impaciencia se ve en dos clases de personas: Primero en lo Jovencitos que a su corta edad buscan un noviazgo sin importarle lo que realmente Dios quiere para sus vidas, lo cual es saber esperar a que la persona indicada y puesta por Dios aparezca. Segundo esta clase de impaciencia también aparece entre las personas que no encontraron a la persona indicada en su juventud y a edades avanzadas buscan desesperadamente con quien asentar cabeza, es decir que por su impaciencia no examinan como Dios quiere a la persona con la que pasara el resto de su vida, sin darse cuenta que pudiera ser que este apunto de tomar una muy mala decisión que la marcara o lo marcara por vida.

Impaciencia Espiritual: Esta impaciencia es muy común entre el pueblo de Dios, ya que muchos al no ver respuesta a sus petición se impacientan y optan por alejarse del Señor, como que con alejarse del Señor todo se solucionara.

Cuando Dios te prometa algo no dudes ni por un segundo que el te lo va a cumplir, recuerda: Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta.

Algunas personas han estado a punto de recibir su respuesta pero por la impaciencia que llena su vida pierden su recompensa tomando decisiones que en lugar de beneficiarlos o bendecirlos, los llevaran a la frustración espiritual.

Las consecuencias de ser impacientes:

Malas decisiones.

Muchos no tendrán el respaldo de Dios en su vida o lo que realizaran.

Consecuencias que te dolerán por muchos días, meses, años o por toda la vida.

Muchos se olvidan de Dios y regresan a su vida antigua de donde Dios los había sacado.

Sueños Frustrados y Heridas del Alma así como también vidas destruidas.

¿Cómo puedo dejar de ser impaciente?

La impaciencia muchas veces conduce a tomar malas decisiones las cuales afectaran tu vida por los próximos días, meses, años o pueda ser por toda tu vida. Pero Dios no quiere que eso ocurra, Dios quiere para nosotros siempre lo mejor, como un padre hacia su hijo. Por esa razón te damos algunos consejos para dejar de ser impaciente o para no caer en la impaciencia:

1. Entrégale tu anhelos, sueños o peticiones a Dios, esto significa que a partir de ese momento quien guiara la barca de tu vida se llama Jesús y debes saber que El siempre ha sido un gran capitán.

2. Pide Sabiduría de lo alto para entender que Dios esta trabajando, esta es la única forma de entender cuando Dios calla o cuando parece que estas solo, debes tener presente en tu mente que Dios siempre esta trabajando para darte lo mejor.

3. Por ultimo recuerda lo que dice Salmos 37: 5 “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él y el hará” la mejor forma de ser paciente es creyendo en esta palabra.

Cuando entendamos que Dios siempre esta trabajando para darnos los mejor entonces ahí encontraremos la victoria, pues Dios no busca personas impacientes, sino mas bien personas que le crean y personas que sepan esperar el tiempo Kairos de Dios para poder observar las bendiciones. Si te impacientas entonces no eres de los que se merecen la recompensa.

“Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará”. Salmos 37:5

Fuente: www.enriquemonterroza.com

Oración por las finanzas

jueves, octubre 8th, 2015

La economía es una de las áreas en la que la mayoría de nosotros padecemos en mas de algún momento en la vida. Y es que la falta de dinero provoca un efecto dominó en muchas áreas de nuestra vida.

Estar sumamente endeudado, es muy triste, porque ganas solamente para pagar tus facturas y abonar a tus deudas. Realmente es difícil ver como cada fecha de pago nuestro dinero desaparece por deudas pendientes o gastos que adelantamos con tarjetas de créditos que lejos de ayudarnos vinieron a provocar más endeudamiento del que podemos pagar.

Yo sé que estar parado allí, en medio del caos financiero, esperando un milagro que no aparece por ningún lado. Sé la impotencia que se siente al ver que lo poco que ganas apenas alcanza para pagar tus deudas.

Muchos pueden pensar que la vida siempre nos sonríe, pero para que la vida comience a sonreír, casi siempre tiene que haber un desierto que cruzar o una tormenta que sobrevivir.

Y es que la única forma de conocer a un Dios Proveedor es a través de la escases, no hay otra forma de que Dios se pueda manifestar a nuestra vida como Proveedor si no hay problemas económicos.

Posiblemente muchos de los que hoy me leen están pasando problemas económicos muy fuertes, muchos quizá sin un trabajo, otros con un empleo en el que ganan muy poco que apenas alcanza para pagar las facturas que se producen mensualmente.

Quizá muchos de los que hoy me leen han pedido a Dios que todo se solucione, pero hasta el momento no pasa nada, muchos quizá creen que Dios no esta interesado en su problema o que simplemente Él no los escucha, pero la realidad es que Dios esta al tanto de todo, la realidad es que Dios siempre escucha y no hay nada que se le escape.

Hoy quiero humildemente darte algunos consejos que pueden ayudarte a salir de esos problemas económicos:

Primero: Ora a Dios: a pesar que creas que Dios no te escucha, debes de orar siempre a Dios pidiéndole su ayuda en tu necesidad. No debes dejar de orar, aun cuando no creas que algo suceda, tienes que seguir orando, porque la Biblia dice: “Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.” Mateo 7:7-8 (Nueva Traducción Viviente). ¡No te canses de orar!, estoy seguro que Dios te responderá.

Segundo: Dale a Dios la parte que le corresponde: muchos no diezman a Dios, yo no soy tu pastor ni voy a tu Iglesia, pero es necesario que comprendamos la importancia de dar a Dios lo que le corresponde. Si tú eres de las personas que no diezman porque creen que al hacerlo no les alcanzara para pagar sus deudas, entonces es obvio que no te alcance. Cuando decidimos darle a Dios LA PARTE QUE LE CORRESPONDE, Dios lo ve con buenos ojos y nos pueda dar aun más. Pero si desde lo poco no somos fieles con Él, ¿Cómo le seremos fiel en lo mucho?, La Biblia dice: “Traigan todos los diezmos al depósito del templo, para que haya suficiente comida en mi casa. Si lo hacen —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales— les abriré las ventanas de los cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio para guardarla! ¡Inténtenlo! ¡Pónganme a prueba!” Malaquías 3:10 (Nueva Traducción Viviente). Dale a Dios la parte que le corresponde y dentro de un tiempo cuéntame si no te fue mejor, estoy seguro que te ira mucho mejor, porque cuando somos fieles a Dios, Él provee te lo digo por experiencia propia.

Tercero, Administra muy bien lo que tienes: Esto es importante, ya que en ocasiones administramos muy mal nuestros ingresos, gastamos mucho los primeros días luego de recibir nuestro pago y terminamos contando los días para que llegue el siguiente pago. Tú puedes ganar poco dinero, pero cuando lo “poco” se administra bien, podemos hacer que se convierta en mucho, ¿Cómo?, comprando bien, invirtiéndolo bien, hacer una lista de pagos mensuales te puede ayudar para ver cuando vas a pagar o gastar, y cuanto vas a ingresar. La Biblia dice: “La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece.” Proverbios 10:4 (Reina-Valera 1960).

Cuarto, Sé realista en tu estilo de vida: El problema de la mayoría es que quiere tener una estilo de vida fuera de su realidad. Si no puedes comprarte ropa que vale mucho dinero, pues ¡No la compres!, si no te alcanza el dinero para comprarte unos zapatos de mucho valor, pues ¡No te los compres!, el problema de nosotros es que estamos siendo absorbidos por el comercio y la moda y eso nos lleva creer que si no tenemos las mejores cosas no estamos al día, o no estamos en el nivel que tenemos que estar. Pero, ¿Y si no te los puedes pagar?, conozco personas que se endeudan mas de lo debido porque quieren tener un estilo de vida diferente a lo que su realidad financiera les puede dar. La Biblia dice: “Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.” Proverbios 21:5 (Reina-Valera 1960).

Quinto, ten fe porque Dios siempre te dará lo necesario: Hay algo que no logramos entender y es que a pesar de todo Dios siempre nos dará lo necesario. Ahora bien, ¿Qué es lo necesario para ti? Si te lo preguntara personalmente estoy seguro que me dirías por lo menos cinco cosas que realmente no son necesarias, pero que tú las miras como necesarias y urgentes. Ahora bien, Dios que te conoce muy bien, sabe realmente que cosas SI SON NECESARIAS en tu vida y Él te las proveerá. No confundamos términos, no creamos que algo es necesario, cuando en realidad no lo es, abramos los ojos y démonos cuenta que Dios provee lo necesario. La Biblia dice: “Dios da la semilla que se siembra y el pan que nos alimenta, así que también les dará a ustedes todo lo necesario, y hará que tengan cada vez más, para que puedan ayudar a otros.” 2 Corintios 9:10 (Traducción en lenguaje actual). Hay cosas que simplemente no son necesarias y aunque tú las veas como “necesarias”, Dios si sabe que cosas si son necesarias en tu vida y Él tendrá cuidado de dártelas.

Amados hermanos, pueda que en este momento estén viviendo una de las peores crisis económicas de su vida, pueda que la fe de a poco se les va terminando, quizá en algunos momentos han pensando que su actual estado nunca mejorará, pero hoy quiero animarlos con plena convicción a creer en que DIOS ES FIEL y que Él obrará en sus vidas.

Yo he sido testigo del Dios Proveedor que les hablo, yo he podido ver como Él obra de manera que nunca imaginamos. Él puede abrir puertas donde no las hay, puede proveerte a través del medio que nunca pensaste o que no tenias planeado, Él puede hacer de lo que no es, algo que sea, por eso te animo a seguir creyendo, a seguir confiando.

Toma en cuenta los consejos que hoy humildemente te escribo y dentro de un tiempo veras como Dios comenzara a poner en orden tu vida financiera.

Para terminar hoy quiero orar por tu vida, para que Dios ponga en tú ser la fe que necesitas para creer que las cosas mejorarán y para que tengas la determinación de tomar ciertas decisiones para administrar bien lo que actualmente tienes o recibes:

“Padre que estas en los cielos, te doy gracias por cada una de las personas que este día estan leyendo estas líneas, tu conoces su actual estado económico, tú sabes los problemas que ellos están pasando, a ti no se te ha escapado ningún detalle. Hoy quiero interceder por ellos, hoy quiero pedirte con todo mi corazón que puedas abrir puertas donde no las hay, que puedas proveer trabajo a aquella persona que no tiene, que esas hojas de vida o currículum sean efectivos, que esa llamada que están esperando la pueda recibir hoy o en los próximos días. Padre bendito, yo creo en tu Poder y en tu Capacidad para hacer de lo que no es, algo que sea. Por favor mi Dios, hoy te pido que puedas proveer a esas familias que la están pasando muy mal, por favor Dios mío, mándales la provisión por el medio que menos pensaron y muéstrate a sus vidas como ese Dios Proveedor. También te pido para que les des mucha sabiduría para administrar lo que tienen, o lo que reciben. Por favor Señor, pon en su corazón el deseo de comenzar a vivir conforme a su realidad, hazles entender lo importante que es darte a ti, la parte que te corresponde, pero sobre todo pon en cada uno de ellos el deseo de mejorar sus finanzas a través de la buena administración. Quita aquel deseo incontrolable de gastar o endeudarse, por favor dales el dominio propio necesario para decir NO a cosas que realmente no pueden comprar y que no necesitan. Señor, con todo mi corazón te pido que obres, que vean cómo a ti no se te escapa nada y como tú siempre tuviste cuidado de sus necesidades, por favor, obra en sus vidas y que en las próximas semanas puedan ver como su vida financiera mejora en gran manera gracias a ti. Padre Santo, todo te lo pido en el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”

Fuente: www.enriquemonterroza.com

Los 5 minutos más importantes de la escuela dominical

miércoles, octubre 7th, 2015

Uno de los problemas más grandes en la escuela dominical es la falta de disciplina. Una de las razones por las que hay problemas de disciplina es que los niños no pueden prestar atención por tanto tiempo y si el maestro se pasa del tiempo, los niños empiezan a inquietarse y a jugar.

Después el maestro se desanima y piensa una de dos cosas: Primero, que es un mal maestro, y eso no es correcto; la verdad es que no conoce cómo los niños funcionan y piensan, y no ha puesto en práctica el principio: por cada año es un minuto de atención. Otra cosa que puede pensar es que los niños son malcriados, y eso tampoco es la verdad.

Es que los niños solo pueden prestar atención por unos minutos a la vez.

Usted podría ser un buen maestro si solo pone atención a los diferentes principios de pedagogía. Eso puede cambiar su ministerio.
Hay un principio que enseño a los maestros de escuela dominical y que les ha ayudado mucho. Por cada año es un minuto de atención. Los sociólogos son los que comparten este principio.

Qué quiero decir con eso, que los niños no van a prestar atención si no es a nivel de ellos. Uno de los errores más grandes que cometen los maestros de Escuela Dominical es que quieren enseñar a los niños al nivel de los adultos. Los niños no pueden prestar atención al nivel de los adultos.

Si los adultos no pueden prestar atención por 30 minutos, tampoco los niños. Déjeme darle un ejemplo de la vida cotidiana: digamos que usted va a un restaurante y pide un rico churrasco, le viene con papas fritas y ensalada, tal vez empieza con una rica sopa, para postre pide un delicioso flan. (Pero ya tiene hambre).

Allí sentado al lado suyo está su hijo de 9 años. Y usted pide lo mismo para él. Ahora, usted pensando en su economía obliga a su hijo de 9 años a que coma la misma porción que usted.
El mismo tamaño de churrasco, la misma sopa y el mismo postre. Usted terminaría haciendo daño y no ayudando a su hijo de 9 años. ¿Por qué? Porque su estómago no está hecho para contener la misma porción que usted puede comer.

En el mismo sentir un niño de cinco años no puede mantener la atención como un adulto. Su atención es limitada.

Muchos maestros de escuela dominical se sienten frustrados porque sus niños no prestan atención. Entonces usted como maestro necesita hacer esta pregunta, ¿Cuánto tiempo enseño a los niños en mi curso?

Si usted dice que enseña por 15 a 20 minutos entonces usted no conoce el principio: por cada año es un minuto de atención.
Un niño de 5 años solo va a prestar atención por 5 o máximo 6 minutos.

Si su tiempo de clase es 45 minutos usted va a poder mantener la atención en una manera bien movida y divertida para los niños, y si usted pone en práctica este bosquejo verá que su experiencia de escuela dominical va a ser con menos problemas de disciplina.

Cuando usted ponga en práctica este principio por cada año es un minuto de atención, verá que sus niños van a estar más contentos y usted más satisfecho con su tiempo de clase.

Muchos maestros me dijeron que este principio y el bosquejo para las clases los ha ayudado mucho y si usted pone en práctica este principio va a tener otro tipo de experiencia en su escuela dominical.

A continuación le quiero presentar un bosquejo que puede usar en su clase de escuela dominical.
5 minutos rompe hielo.
5 minutos repaso de la enseñanza anterior.
5 minutos alabanza muy movida.
5 minutos de enseñanza.
5 minutos de memorización de versículo bíblico.
5 minutos de lección objetiva.
5 minutos de manualidades.
10 minutos de limpiar y despedida.

Fuente: www.revistalafuente.com

En busca del amor perfecto

lunes, octubre 5th, 2015

Cuando Jim Daly, presidente de Enfoque a la Familia desde 2005, se propuso tomarse un café con un destacado activista homosexual, uno de sus colegas cristianos le expresó su preocupación en cuanto a la reunión, temiendo que esa acción fuera comprometedora para el ministerio. “Te entiendo”, dijo Daly, “pero no creo que tenemos la autoridad de elegir con quien podemos compartir el evangelio”.

Por tanto, Daly acudió a la cita con el activista. Los dos tuvieron un diálogo sobre el propósito de Dios para el matrimonio, y conversaron con respeto como lo harían dos nuevos amigos. Hacia el final de la reunión, Daly sintió un suave impulso del Espíritu Santo. “Dios te ama a ti tanto como a mí”, le dijo. “¿Sabías esto?”

El activista se quedó en silencio mientras bajaba la cabeza y los ojos se le inundaban de lágrimas. Era la primera vez que un cristiano le había transmitido el mensaje de que Cristo lo amaba tal y como era. “Lamentablemente, muchas veces caemos en la trampa de querer tener la razón, en vez de querer amar adecuadamente”, escribe Daly en su libro más reciente: ReFocus (Reenfoque). “[El amor] comienza con reconocer verdaderamente que quienes tienen creencias o puntos de vista diferentes, no son en realidad nuestros enemigos”, dice. “Son seres humanos como nosotros, creados a imagen de Dios igual que nosotros, y por esa razón merecen ser tratados de una manera digna y respetuosa”.

Génesis contiene un bellísimo relato de la creación, que describe a la humanidad como hecha a la imagen de Dios. Eso significa que la imagen de Dios está en cada hombre y en cada mujer —en los pastores, las prostitutas, los contadores, los diseñadores, los asesinos, las madres, los homosexuales, en usted. Pero si creemos en verdad que la imagen de Dios está en todas las personas con que nos topamos, ¿cómo debemos tratar a nuestros prójimos (incluso con quienes no estemos de acuerdo)? “Con ella [la lengua] bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios”, dice Santiago 3.9.

El libro de Daly fue publicado poco después de la reciente elección presidencial. Como líder prominente de la comunidad cristiana internacional, pudo haber utilizado su libro como plataforma para hablar a favor de su candidato favorito.

Pudo haber presentado una lista de razones convincentes para votar por algún político o partido, y condenar al candidato que menos le gustara. Pero en vez de reunir fuerzas para apoyar una causa terrenal, Daly implora a los cristianos que imiten al Rey eterno.

Por la lectura de la Biblia sabemos que Jesús de Nazaret fue un hombre perfecto. El diccionario Merriam-Webster define a la palabra “perfecto” como “ser completamente sin tacha o defecto, impecable”; y “que satisface todos los requerimientos: preciso”.

Para comprender la plenitud de la perfección de Cristo, debemos verlo simultáneamente como impecable y preciso. Decir que Cristo fue perfecto porque Él nunca participó en actividades que pusieran fin a su relación con Dios el Padre es cierto, pero ese es un concepto limitado de la perfección.

Muchos cristianos de la iglesia de hoy enseñan solamente la impecabilidad de Jesús: que nunca se emborrachó; que nunca murmuró acerca de Judas con los otros discípulos; que nunca fornicó; que nunca bailó provocativamente; o que nunca se rebeló contra su Padre.

Pero, si bien la impecabilidad de Cristo es una razón de peso para describirlo como perfecto, no es la única razón. Jesús es perfecto, porque su amor es perfecto. Él, que existió aun antes de la creación, que abandonó su puesto en el cielo para extender una invitación de vida a todos, y que reinará como Rey para siempre, puede “satisfacer todos los requerimientos” del amor.

De hecho, todo el ministerio de Jesús en la Tierra se basó en la demostración del amor del Padre celestial mediante hechos tangibles. Si realmente estamos buscando vivir como Cristo, ¿no deberíamos tener nuestros corazones desgarrados por las personas que Él ama?

Por más de 2.000 años, el pueblo de Dios ha sido tentado a hacer de la religión una lista de actividades de las que hay que abstenerse, en vez de vivir poniendo en práctica el amor que Dios exige para la perfección. “Eso es interesante”, dijo Daly en una entrevista con En Contacto.

“Si nos fijamos en la historia de la iglesia primitiva, la atención estaba puesta, en realidad, en las cosas que debemos hacer: rescatar a los bebés de los ríos (la forma que había de infanticidio), alimentar y vestir a los pobres, cuidar de las viudas y de los huérfanos”.

En Mateo 25, Jesús habla de una visión del cielo y del Rey de gloria sentado en su trono eterno. En el juicio, el Cristo resucitado dirá a sus justos: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” (vv. 35, 36).

El pasaje sugiere que quienes “hacen la palabra de Dios” tratando al sediento, al forastero, al pobre, al enfermo y al prisionero como si llevaran la imagen misma de Dios, “[heredarán] el reino preparado para [ellos] desde la creación del mundo” (v. 34). Parece que Dios pone exigencias muy claras a los seguidores de Cristo: al igual que Jesús, tenemos la orden de acercarnos a los marginados de la sociedad.

Daly ofrece un recordatorio alentador. “En este momento, en algún lugar del mundo, un cristiano está amando abnegadamente y ministrando a alguien en cada grupo de personas desfavorecidas o marginadas que existe: enfermos, pobres, discapacitados, huérfanos de madre o padre…” Pensemos en cómo podemos unirnos a ellos como embajadores del amor perfecto de Cristo.

Fuente: www.sigueme.net

Pasajes bíblicos sobre la adoración a Dios

domingo, octubre 4th, 2015

Diferente a la alabanza, que es la expresión de admiración, la adoración a Dios tiene que ver con todo nuestro ser. Ciertamente la adoración incluye las alabanzas, meditaciones, oraciones y las ofrendas que ofrecemos a Dios en los servicios de la iglesia. Pero también es nuestra obediencia diaria al Señor, el deseo y esfuerzo de vivir en santidad, como nos relacionamos con los demás, nuestros valores, actos, pensamientos y nuestras palabras.

Es el rechazo voluntario de todo lo que Dios aborrece y la aceptación de todo lo que Dios es. En fin, la adoración es como un ser humano sirve y honra a Dios de corazón en todas las áreas de su vida. Me gusta decir que Dios escucha tu alabanza y ve tu adoración.

Para ayudarnos a entender un poco mejor este concepto, aquí esta una lista de pasajes bíblicos sobre la adoración a Dios.

Éxodo 20:1-7
«Dios habló y dijo todas estas palabras: «Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de la tierra de Egipto, donde vivías como esclavo. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso. Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación, pero trato con misericordia infinita a los que me aman y cumplen mis mandamientos. No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque yo, el Señor, no consideraré inocente al que tome en vano mi nombre.» (RVC)

1 Crónicas 16:29
«¡Dad a Jehová la honra debida a su nombre! Traed ofrenda y venid delante de él. ¡Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad! (RVR1995)

Salmos 1:1-2
«¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche!» (LBLA)

Salmos 7:17
«Daré gracias al Señor porque él es justo; cantaré alabanzas al nombre del Señor Altísimo.» (NTV)

Salmos 51:16-17
«Yo con gusto te ofrecería animales para ser sacrificados, pero eso no es lo que quieres; eso no te complace. Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente.» (TLA)

Isaías 1:10-17
«…No me sigan trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una abominación. Luna nueva, día de reposo, asambleas convocadas; ¡no soporto que con su adoración me ofendan! Yo aborrezco sus lunas nuevas y festividades; se me han vuelto una carga que estoy cansado de soportar. Cuando levantan sus manos, yo aparto de ustedes mis ojos; aunque multipliquen sus oraciones, no las escucharé, pues tienen las manos llenas de sangre. ¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal! ¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen la justicia y reprendan al opresor! ¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!» (NVI)

Juan 4:23-24
«Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren. Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren.» (RVR1995)

Hechos 2:42-47
«Todos los creyentes se dedicaban a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión fraternal, a participar juntos en las comidas (entre ellas la Cena del Señor), y a la oración. Un profundo temor reverente vino sobre todos ellos, y los apóstoles realizaban muchas señales milagrosas y maravillas. Todos los creyentes se reunían en un mismo lugar y compartían todo lo que tenían. Vendían sus propiedades y posesiones y compartían el dinero con aquellos en necesidad. Adoraban juntos en el templo cada día, se reunían en casas para la Cena del Señor y compartían sus comidas con gran gozo y generosidad, todo el tiempo alabando a Dios y disfrutando de la buena voluntad de toda la gente. Y cada día el Señor agregaba a esa comunidad cristiana los que iban siendo salvos.» (NTV)

Colosenses 3:16
«Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido.» (NTV)

Fuente: cristianos.about.com